Se dice en el papel que al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar le corresponderá “…trabajar por la prevención y protección integral de la primera infancia, la niñez, la adolescencia y el bienestar de las familias en Colombia, brindando atención especialmente a aquellos en condiciones de amenaza, inobservancia o vulneración de sus derechos…”
Además, y con base en la Declaración Universal de los Derechos del Niño decretada por la ONU en 1989, se celebra todos los 20 de noviembre su Día Internacional; celebración que optó Colombia por hacerlo cada mes de abril en virtud de la Ley 12 de 1991.
Igualmente, cada 15 de mayo se evoca el Día Internacional de las Familias y el 25 de noviembre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; y así sucesivamente, muchas otras celebraciones se suman al hervidero de eventos que parecieran poco contribuir a sus propósitos quedándose en simples efemérides.
Con base en todo este rosario de fechas y celebraciones alrededor de los niños y las familias nos preguntamos, ¿Qué está haciendo el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar por las jóvenes madres y las jóvenes familias de Venezuela venidas a nuestro país que con recién nacidos niños en sus brazos y regazos, párvulos tomados de la mano y prematura preñez suplican y pordiosean ayuda al peatón presuntamente para sobrevivir?
En nuestra ciudad, y circunscribiéndonos únicamente a su Centro Histórico y a su Centro Comercial, podemos percatarnos que prácticamente no ha quedado calle vedada para los desvalidos vecinos que tomando la estrategia de ofrecer dulces a cambio de una paliativa ayuda se instalan en familia y desde primeras horas de la mañana con sus respectivas recién nacidas criatura en brazos y con sus párvulos incluidos buscando mover a compasión al transeúnte buscando alguna dádiva para su sustento ¿y dónde está el ICBF para proteger a estas indefensas criaturas?
¿No se habrán dado cuenta los agentes del Bienestar Familiar del alto riesgo que en salud, alimentación e integridad al que están siendo expuestos estos pequeños y recién nacidos que permanecen todo un día sometidas a las inclemencias del tiempo, del ambiente y al contagio de enfermedades?
¿No se habrán dado cuenta los agentes del Bienestar Familiar del alto riesgos a que caigan en las garras de la prostitución y otros peligros los más creciditos componentes de estas indigentes familias que de manera irresponsable los utilizan para pedir dinero?
¿No harán indagado los agentes del Bienestar Familiar si es que detrás de estas prácticas de mendicidad haya alguien u organización criminal alguna que los esté utilizando para lucrarse de la condición miserable de estos hermanos venezolanos?
¿No se habrán dado cuenta los agentes del Instituto de Bienestar Familiar que es posible, y casos se han visto, que estás jóvenes mujeres inmigrantes puedan estar siendo utilizadas y sometidas a maltrato, violencia y explotación por parte de sus propios cónyuges o por parte de algunas otras personas que puedan estar detrás de ellas incitándolas a esta actividad de limosnear? ¡Casos se ven a diario!
De nada valen tantos días de celebración y ágape cargados de emocionalismos, si en verdad no sirven para inspirar o procurar la protección de los niños, las familias y evitar o eliminar el maltrato o la violencia contra la mujer.
Señores del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, actúen antes que sea demasiado tarde.