¿Qué está pasando con la excelencia en el ejercicio de ciertas profesiones en Colombia? Es una pregunta que retumba en la mente de muchos ciudadanos. Y no es para menos.
Majestuosas obras de ingeniería que se desploman o se construyen con evidentes imperfecciones; no pocos juristas que actúan apartados de los escrúpulos de la ética y la honradez; y los no pocos profesionales de la medicina que víctimas del mercantilismo se impiden para el buen desempeño y buena praxis de la ciencia hipocrática; son realidades que estamos observando en el ejercicio de estas y otras profesiones.
Desde hace cierto tiempo, y quizás producto de la escasa y precipitada valoración clínica, el diagnóstico médico que con ligereza le espetan al paciente febril es el de la desatinada y consabida “virosis” con el que lo despachan. Así es, “La Virosis”.
Todo es reducido al facilismo de decirle al enfermo, que no se preocupe, que su malestar pasará y que se debe a “la virosis que anda por ahí”; sin que en verdad se haya practicado una concienzuda exploración clínica ni ordenado necesarias pruebas que conduzcan a las verdaderas causas del estado febril del enfermo; y al cual pareciera que enviaran a morir a su casa.
Unos dicen que todo es producto del Sistema de Salud que constriñe al facultativo para su cabal desempeño. Otros opinan que se debe a debilidades en la formación académica; algunos creen que es posible que se deba a negligencia médica, y otros terminan diciendo que a la sumatoria de estos factores.
Lo cierto es que en Bolívar, para no ir tan lejos, de manera insólita, niños, jóvenes y adultos se siguen muriendo por causa de Malaria o Paludismo, Dengue Clásico y Dengue Hemorrágico, Leptospirosis, y de Influenza por ser mal o precipitadamente diagnosticados con las presuntas “Virosis”; a cuyo listado hay que agregarle otros achaques producto de enfermedades también del grupo de las febriles y que transmiten las garrapatas como son, la Brucelosis, las Salmonelosis, la Erlichiosis, la anaplasmosis, y la babesiosis.
¿Qué hacer entonces? es la pregunta obligada y que pareciera no tener respuesta hasta ahora, o hasta que las EPS y otros organismos de Salud tomen conciencia y desistan del concepto de seguir considerando la Salud como una mercancía y no como un servicio que debe ser prestado con alto nivel científico y humanitario.
El día que cambie el Sistema es probable que médicos al servicio de EPS y otros Prestadores públicos y privados puedan contribuir a que los precipitados diagnósticos de “Virosis” se cambien por apropiadas valoraciones médicas que se confirmarán con específicos y oportunos exámenes de laboratorio ordenados al enfermo.
Finalmente, si los acosados médicos se detuvieran con su aquejado paciente y le ordenaran fáciles y accesibles pruebas de laboratorio como la de “antígenos febriles”, seguro que podrían diagnosticar con certeza una tifoidea o paratifoidea; o si ordenaran una de “Gota Gruesa”, podrían saber si se trata de Malaria; o sí solicitaran una “Prueba Rápida para Leptospirosis”, podrían diagnosticarla precozmente; o si lo hicieran pidiendo investigación para “Anticuerpos y Antígenos” para Dengue”, seguro que llegarían rápidamente a aliviar al enfermo; o si ordenaran una de Citología para enfermedades como Erlichiosis, Anaplasmosis, Babesiosis o Filariosis, se evitarían muchas muertes por estos apresurados diagnósticos de “Virosis”.
Cuando esto ocurra, no morirán más Nicols, como la niña que acaba de fallecer en Arroyo Grande víctima de los atronados diagnósticos de “Virosis”.