Se acerca el día de las elecciones en el mes de octubre, día en que presuntamente se acude a las urnas para renovar los gobiernos locales. Son las elecciones que antes se llamaban “de Mitaca”, y aunque es poco el tiempo que falta para esta, dizque “fiesta de la democracia”, desde meses atrás, y ante la vista impávida de las autoridades, la mayoría de los que tienen aspiraciones electorales vienen haciendo de manera abierta y desafiante proselitismo electoral disfrazados dizque de “precandidatos”, figura no contemplada en las normas que rigen para estos eventos de la democracia; es decir, son candidatos con máscaras de precandidatos.
Se amparan en una figura inexistente. Estos “precandidatos” no solo celebran reuniones, caminatas y eventos públicos, sino que además acuden a medios de comunicación, dan entrevistas, y hasta distribuyen publicidad violando las fechas establecidas por la Registraduría como fechas iniciales para cada una de las fases del proceso, repetimos, son candidatos con máscaras de “precandidatos”.
Pero es que también, y a la verdad, las mismas normas establecidas, “dan la papaya”, como se dice, en especial si se trata de los llamados Grupos Significativos de Ciudadanos, los cuales para la inscripción de sus candidatos necesitan de la recolección de un determinado número de firmas, pero que en la práctica convierten al “precandidato” en un verdadero candidato. Este, que también es un candidato con máscara de “precandidato”, a diferencia de los otros, está “avalado” por las mismas normas electorales.
Además del esquema anterior, también estos llamados “Grupos Significativos de Ciudadanos”, aunque legales, son en la práctica Grupos que terminan por inscribir a un candidato al que se le permite camuflarse en una especie del ilegal transfuguismo político. Es esta una de las tantas máscaras que algunos usan para camuflarse como independientes, pero que en verdad no lo son ni política ni financieramente.
Estas máscaras de “precandidatos”, o finalmente candidatos, usadas por los legales “Grupos Significativos de Ciudadanos” han permitido que reconocidos y curtidos militantes de partidos y movimientos políticos tradicionales, afectados en su imagen, la usen, muy a pesar que sea de conocimiento público que durante la mayor parte de su trasegar en su vida política y pública han ocupado cargos públicos a nombre y en representación de tales partidos y tales movimientos, con los que ahora, empleando este esquivo modelo pretender engañar al ciudadano negándolos y hasta desconociéndolos ; pero en la práctica, no son más que una de las tantas “máscaras electorales”.
También, a este camuflaje no escapan unas personas que escogiendo un particular método se congregan amparadas bajo el rótulo o “el paraguas” de Grupos o “Frentes Amplios” con las intenciones de presentar un candidato fuerte, de unidad y consenso que pueda enfrentar al candidato de las “maquinarias”, procesos que el tiempo y la experiencia han demostrado resultados poco satisfactorios o nulos; porque mientras por un lado todos están congregados buscando unidad de criterio, por el otro, cada uno de los “precandidatos”, recoge firmas para inscribirse, por si acaso fracasa el proceso de unidad. Estas también son “máscaras electorales”.
Valga la pena aclarar, que el permitido y legal método de inscripción de candidatos por recolección de firmas, tergiversado y pervertido por politiqueros tradicionales, es un método con el que la Ley le da la oportunidad a ciudadanos de bien, a los que los partidos tradicionales les niegan avales, a poder aspirar sin ataduras y más aún, sin pagar por ellos, dicen algunos, y además, sin llegar amarrados al poder.