Cuando me enteré que José Pérez Trillos estaba aspirando al Concejo de Cartagena de Indias me dio curiosidad saber cómo andaba su proceso y decidí llamarlo por vía celular; bueno además, porque ya lo había visto tocando y cantando en una orquesta folclórica haciendo fusión con el maestro del acordeón Omer Villeros Posso y ¡vaya que tiene sabor¡
Pero también sentí curiosidad por saber que propone un hombre que durante 27 años de su vida estuvo perdido en el oscuro mundo de la droga y el alcohol.
Le marque y de inmediato concretamos una cita para la entrevista, llegó puntual como debe ser, conversamos de lo humano y lo divino. Me dijo que hace 15 salió del infierno. Antes de marcharse me estrechó la mano con esa humildad que lo caracteriza y me dijo: “Gracias, Jota Jota. ¿Te digo la verdad? cuando me llamastes sentí tanta alegría que fue como si me hubiera ganado un chance”. Yo sonreí y le dije gracias a usted por atender mi llamado y compartir con los oyentes esta historia de vida.
Me confesó que llegó un poco asustado porque realmente no sabía si podía dar la talla y responder adecuadamente las preguntas. ¿Qué podía preguntarle yo que le perjudicara? Creo que esa no era la intención. Pero le advertí que hablaríamos sin tapujos. “Para eso vine”, me respondió.
Primero me recordó que va por el AICO y que en el tarjetón aparece con el número 18, eso lo recalcó con fuerza y me quedó claro.
José Pérez Trillos tiene 54 años de edad, en su trasegar por la vida, viajó por varios países y entró al oscuro mundo de la droga donde estuvo por 27 años muriendo lentamente. Orgulloso cuenta que hoy es una persona rehabilitada y que entró a hogares CREA en la etapa autodestructiva.
Tuvo dos intentos de suicidio y en el último, en medio de sus alucinaciones producto del consumo desmedido de la sustancia maldita, sintió que Dios lo sujetó y le dijo que aún no era su hora “eso lo entendí como una segunda oportunidad y de inmediato regrese a Cartagena, estaba en Ecuador en ese momento”.
A través de hogares CREA fue cambiando su estilo de vida y poco a poco se fue rehabilitando al punto que estudió en el SENA y fue certificado como terapeuta en manejo de emociones. Desde entonces ha trabajado en campañas con víctimas del conflicto armado, matoneo en los colegios, relaciones de violencia intrafamiliar entre parejas y pandillismo, entre otras.
Propone desde el Concejo de Cartagena gestionar la concesión de tres casas para convertirlas en sitios de rehabilitación y ayudar a muchos jóvenes a salir de ese infierno que vivió en carne propia.
Espera contar con el voto de opinión, ese que no está comprometido con las maquinarias políticas que a su juicio tienen el mismo propósito de las drogas, acabar con todo lo que encuentren.
A diferencia de las grandes campañas llenas de dinero, vehículos marcados, vallas por todas partes, sancocho, trago, tejas, ladrillos, cemento y costosas caminatas, está la hace con sus propios recursos, esos que muchas veces se gana limpiando el excremento de la sociedad, si porque le ha tocado lavar baños portátiles y transpórtalos de un lado a otro.
En su proceso de rehabilitación, José Perez Trillos aprendió a vender libros y se convirtió en uno de los mejores a nivel nacional. Ahora sabe que su mejor producto es él mismo y ha emprendido una cruzada en los buses para socializar su propuesta.
En medio de sus dificultades económicas asegura que es un hombre feliz porque conoció a Dios en un momento en que no había esperanza, Cree firmemente que esos jóvenes que hoy están atrapados por la droga también tienen una oportunidad.
¡No más embale, vamos a frentiar la droga! esa es su frase de batalla y con ello busca penetrar el subconsiente de los electores, de aquellos que quieren una ciudad libre de personas haciendo daño bajo los efectos de la droga.
La otra batalla es por dignificar el gremio de los artistas en Cartagena donde también hay un riesgo inminente de depresión que podría desencadenar en drogadicción como en efecto ha sucedido.
Está consiente que no quiere más tentaciones, no tiene claro cómo funciona el CVY desde esa Corporación bastante cuestionada, pero lo que sí tiene claro, es que allá no llegará a robar, sino a trabajar para ayudar a una población vulnerable que se pierde en un profundo abismo sin oportunidades. Ojala las cosas le resulten a ver si por lo menos en algo cambia esta ciudad.