A menos de dos meses de las elecciones regionales los políticos colombianos representados en miles de candidatos esperanzados en mejorar su propia calidad de vida reciben todo el peso de la crítica de la opinión pública y de personas de a pie.
Son corruptos, bandidos, ladrones, mentirosos, sagaces, utilizan las mismas frases de cajón, hacen apuestas y hablan de proyectos políticos, se cazan con algunas palabras que repiten como loros, dan abrazos a tutiplen, mueven la economía de la esperanza, se muestran bonitos y bonitas con el Photoshop.
conocen a uno desde lejos, usan melodías ajenas para su jingle, contaminan el ambiente, usan irregularmente el espacio público, pegan sus afiches repetidos en los postes del alumbrado público unos sobre los otros, se vuelven canallas y rehúsan la muralla y se endeudan hasta la coronilla para comprar votos, se hipotecan, firman letras en blanco, se toman los medios tradicionales y virtuales.
Ya no les creen y si compran cien votos saben que pueden contar con apenas un porcentaje. Navegan en las aguas hediondas de la traición. Prohíben los contratos interadministrativos en las entidades públicas, usan los estadios y escenarios deportivos, las sedes religiosas, los acusan de doble militancia, de romper el calendario de publicidad, les allanan los comandos, y las emisoras comunitarias o de interés público no pueden hacerles cuñas, pero los hijueputas van es pa’ lante, convirtiendo el proceso electoral en una fiesta, donde por supuesto se palpa que la actividad es afrodisíaca y que en nueve meses nacerán los hijos de la democracia. El poder levanta la libido.
Los políticos no parecen tener vergüenza, prometen puentes donde no hay río y usan partidas del Estado y programas de ley para ganar incautos, copan todos los espacios y todo parecen contaminar.
En Sincelejo capital de Sucre formaron un escándalo porque Gustavo Petro usó el atrio de la catedral para presentar a Sonia Gómez como su candidata a la Gobernación, sin permiso, cuando históricamente esa plaza, la Olaya Herrera, siempre ha sido el termómetro de la política en el departamento y quien no la llene está perdido. Todos los partidos la han usado.
Fue tanta la presión de los medios de comunicación que hasta Petro estuvo desteñido en su discurso, pareció cortarlo abruptamtente. Los comunistas de Sucre nunca han sabido administrar los pocos momentos de éxito y ahora se pelean como perros rabiosos los votos del 2018. Había vacíos en la plaza.
Hay incertidumbre. la ciudadanía está ofreciendo los votos pero nadie dice tener plata para comprarlos. Se cotizan en el mercado negro a 200 mil pesos. El combo vale más. Los avales mezclaron rojos con verdes azules y amarillos. Nadie está seguro. No hay ideologías marcadas.
El candidato de los coavales, que debería ganar las encuestas y sondeos siempre aparece de último. Hay amenazas de que muchos no llegarán al 27 de octubre. Algunos caerán presos. Otros se caerán para arriba.
Hoy me conduelo de los políticos, están en el ojo del huracán, los atacan las siete plagas de Egipto pero ellos van pa’ lante. Algunos ya no tienen plata pero inflan sus reales para poder venderse al mejor postor más adelante.
Son atacados. Se atacan entre sí. Otros no han hecho otra cosa en su vida que hacer el mandado, convencer gente, voltear al Titanic si es posible, llevan un montón de lagartos detrás de ellos, los maquillan, les inventan frases, imponen slogans ya usados, buscan las fotos en la línea del tiempo.
Desde que estaban en el kinder hasta donde aparecen abrazando al bobo del pueblo. Se untan de baba del niño bobo pero cuando ganan se les borra su cara, si acaso un billete para el sepelio. El guardaespaldas es a veces más condolido que el Alcalde electo.
Hoy me pongo en los zapatos de los políticos, muchos de los cuales arriesgan su familia y su economía, todos criticados, pero en muchos departamentos no se consigue un cargo si ellos no hacen la antesala.
Si pierden van a chupar pavimento por lo menos cuatro años, pero si ganan pueden asegurar la economía familiar hasta por diez generaciones. No vivirán en el futuro sino de esa actividad, con tramoyas, mentiras, trampas, incluso con actos criminales, pero saben que el que gana es el que goza. No todos son malos, pero han recibido tanta propaganda negativa, que ya no les importa nada.
Si vas muy adelantado también es malo. Por ejemplo en Cartagena, donde me encuentro ahora, se dice que los candidatos que lideran las encuestas a la Gobernación y a la Alcaldía ya no están atendiendo a la gente porque están sobrado y el murmullo es que la gente se está yendo para los otros bandos. Nadie asegura nada. Si no hay manoseo no hay votos. La corrupción está en el votante, más rejugado que un toro de varias plazas.
Los políticos, como decía mi abuelo, son como las suegras, no hay que confiarse ni si son de barro. A pesar de todo: !Que vivan los políticos!