Las elecciones regionales definitivamente se convierten en una ruleta de la clase politiquera para llenarse los bolsillos, mientras que los pobres cada vez son más pobres y con menos oportunidades porque esa clase corrupta se reparte el ponqué inclusive antes del cumpleaños. No en vano buscan en “manada” la mejor opción, es decir aquella que va punteando las encuestas para no perderse la piñata que los beneficia en lo particular, no les importa en lo absoluto invitar al pueblo que sigue comiéndose las migajas.
Cartagena de Indias se ha convertido en el peor ejemplo del país en materia electoral y por supuesto en temas de corrupción en torno a las decisiones de mandatarios deshonestos que se hacen elegir aun sabiendo que existen denuncias en su contra y en donde al final resultan inhabilitados, detenidos o suspendidos pero mandando en cuerpo ajeno, es decir una cara nueva, pero con los mismos propósitos.
El abogado David Alfonso Múnera Cavadía sostiene que “La ley electoral colombiana está concebida para el fraude y cada año se repite, se compran combos, se saltan las votaciones de unos candidatos sobre otros que van de primero y los que ostentan el poder no les conviene cambiar esa ley”.
En estas elecciones, la comunidad y los verdaderos líderes sociales tienen claro que ahora los candidatos recorren las calles en las diferentes localidades, mostrando grandes caravanas y haciendo promesas que parecieran la solución a la grave crisis administrativa y política en la que está sumida la ciudad, pero que al final no podrán cumplir por el exceso de compromisos con las mafias políticas que aportan el billete.
No hay ningún compromiso con el pueblo porque a este les compran el voto y a los menos ignorantes les ofrecen OPS pero a cambio deben aportar un número significativo de votos.
Definitivamente la política se ha convertido en un jugoso negocio para mucha gente que incluso estudia y hacen hojas de vida falsas para participar en el ponqué de los recursos públicos de Cartagena que desde el próximo año asciende a 9 billones de pesos anuales, cifra que se vuelve muy tentativa en una ruleta con figura de embudo, donde lo ancho es para ellos.
La corrupción es un tema cíclico, no quiero sonar muy pesimista pero creo que al final las cosas seguirán igual porque ya el bandido de cuello blanco, es decir ese que mueve fichas y se roba el erario, no le teme a la justicia, sabe que hay jueces que se venden, que las penas son mínimas, que les pueden dar casa por cárcel y en el mejor de los casos recobra su libertad por vencimiento de términos como sucedió con la mayoría de los concejales que investigados y cuestionados hasta los tuétanos siguen engañando a la gente y hoy se muestran como una opción de cambio buscando la reelección, algunos en cuerpo ajeno otros de frente convencidos que todos tenemos un precio.