Hablar de bienestar emocional en época de aislamiento preventivo puede sonar contradictorio, debido a que la cuarentena suele ser una experiencia desagradable para quienes la separación de los seres queridos, la sensación de pérdida de libertad (algunas personas expresar sentirse en casa por cárcel), la incertidumbre sobre el estado de la pandemia y el aburrimiento, son algunas de las consecuencias que, en ocasiones, pueden conllevar efectos dramáticos. Por ello, es crucial sopesar cuidadosamente los beneficios potenciales de la cuarentena masiva obligatoria frente a los posibles efectos psicológicos, afirmando que el uso exitoso de la cuarentena como medida de salud pública, requiere que reduzcamos, en lo posible, los efectos negativos asociados con ella.
Las personas en aislamiento preventivo son significativamente más propensas a informar de agotamiento, desapego, ansiedad al tratar con pacientes contagiados ó el posible contagio, irritabilidad, insomnio, poca concentración e indecisión, y otras manifestaciones. Entre las personas que han sido puestas en cuarentena, hay una alta prevalencia de síntomas de angustia y problemas psicológicos. Relacionados con la depresión, ansiedad, estrés, bajo estado de ánimo, insomnio, síntomas de estrés postraumático, irritabilidad, ira y agotamiento emocional. El bajo estado de ánimo y la irritabilidad destacan por tener una elevada prevalencia.
¿Qué puede hacerse para afrontar adecuadamente las consecuencias de la cuarentena?. Durante los brotes de enfermedades infecciosas importantes, la cuarentena puede ser una medida preventiva necesaria. Sin embargo, el período de cuarentena a menudo se asocia con un efecto psicológico negativo, que puede perdurar incluso meses o años después, por lo que es fundamental garantizar que se implementen medidas eficaces de mitigación, como parte del proceso de planificación de una cuarentena. En este sentido podemos utilizar unos recursos para cultivar nuestro bienestar emocional:
- Afrontamiento positivo
- cultivar pensamientos positivos conectados con el optimismo y la esperanza son actitudes curativas para afrontar los retos diarios.
- Enfocarnos en información que promuevan emociones positivas: bajo índice de mortalidad, número de curaciones, beneficios del tiempo para el auto cuidado y el cuidado de los que amamos.
- Recordar las experiencias previas sirvieron en el pasado para superar otras situaciones adversas y ponerlas en práctica.
- Potenciar la tranquilidad y las acciones conectadas al amor para recuperar el control ante la situación de quedarnos en casa, distanciarnos de la emoción del miedo, que sea la consciencia del cuidado propio y los suyos quienes dirijan nuestro comportamiento.
- Gestionar los pensamientos obsesivos, intentar no retenerlos. Está demostrado que cuando se intenta no pensar en algo, se vuelve más intenso ya que el cerebro se centra en recordar lo que no debe pensar.
- Realiza una actividad que te apasione, canta, baila, lee, juega, haz ejercicio físico, técnicas de relajación y meditación.
- Fomentar humor creando situaciones jocosas y experiencias divertidas, ayuda a que el miedo se mantenga a raya y a tener una visión más relajada de la situación.
- Reconocer sentimientos de angustia y miedo, es importante saber reconocer los sentimientos de angustia y miedo que provoca la situación. Es normal sentirse confundido, por eso hablemos con naturalidad del malestar con nuestros seres queridos y apoyarnos desde la validación y afecto.
- Nombra a nuestras emociones, consiste en identificar qué emociones están presentes en estos días (nerviosismo, tensión, frustración, temor, miedo, pánico…) y en qué nivel o intensidad se manifiestan para revertirlas con el soporte de tu red de apoyo.
- Mantener una rutina, es importante seguir manteniendo las rutinas y hábitos en la medida de lo posible:
- Horarios de sueño.
- Cuidar la alimentación.
- Realizar ejercicio.
- Hacer un listado de tareas a realizar en casa, con ello tendrás la mente ocupada, y llevarás a cabo aquellas cosas pendientes que siempre quisiste hacer.
- Mantener los ratos de ocio también pueden resultar beneficioso.
- Cultivar áreas como la espiritualidad pueden ser de soporte emocional para muchos.
- Cultiva el contacto con los que amas, la continuidad de las relaciones sociales facilita el tiempo que hay que estar recluidos. Está recomendado mantener el contacto con las personas del entorno social y familiar a través del teléfono y las redes sociales.
- Frenar el miedo
Poner freno al contagio del miedo. El miedo se contagia a través de la comunicación y la información que recibimos. Combate la alerta con el conocimiento:
- Es suficiente con la información recogida de las fuentes oficiales, hay que evitar tanto la sobre información como el alarmismo o sensacionalismo que se trasmite en algunos medios, ya que genera un aumento de la sensación de riesgo.
- No olvidar informar a los menores y adultos mayores, necesitan saber y comprender qué está sucediendo.
- Contrastar la información que compartes: evita difundir rumores o datos sin verificar.
- Confiar en el personal de la salud y estar atento a los posibles síntomas. Actuar de forma responsable en caso de sospecha de tener la infección.
- Compartir los sentimientos
Si es preciso cuenta cómo te sientes a las personas de tu confianza. Si la angustia persiste, consulta con un profesional de la Psicología, contacta a las líneas gratuitas nacionales para que recibas el apoyo que requieras.
Hay grupos que no se quedan en casa, como los trabajadores de la salud, la fuerza pública, el personal de supermercados, farmacias y de servicios públicos que merecen una atención especial. En la cuarentena pueden verse afectados negativamente por las actitudes estigmatizantes de los demás. Ellos merecen nuestro reconocimiento y apoyo incondicional porque garantizan nuestro bienestar en medio de la cuarentena.
Elegir quedarnos en casa por convicción de que es un acto de amor, es la decisión más importante para garantizan que la experiencia de la cuarentena se viva de manera voluntaria y contribuya a nuestro bienestar emocional.