La expectativa por la llegada del Covid -19 al país no debió constituir el momento para demostraciones de poder y fuerza entre el Presidente, los Gobernadores y los Alcaldes, como desafortunadamente se dio, lo cual se evidenció con ligeros visos de anarquía y ojalá pueda ser superada.
La pandemia desenmascaró al país en lo social, educativo y de la salud, como muchos otros estados, el Covid-19 paralizó todas las actividades privadas y públicas entre ellas el deporte de nuestro país, que se encuentra en zona de confort, esperanzado en tres departamentos que tienen política deportiva clara.
Las federaciones deportivas y las ligas con la pandemia deben cambiar su objeto social, para poder subsistir, buscando la transformación de vidas a través del deporte, llevando bienestar a las comunidades, creando estrategias con el sector de la salud, educativo, dándole un enfoque humano y se articulen mucho más con los clubes deportivos, ya sean privados, públicos o profesionales.
Las Ligas deportivas están obligadas a buscar innovación y a ser generadoras de mayores espacios de convivencia, buscando definir si en verdad van a seguir siendo apoyadas por el Estado como organizaciones que sirven de enlace entre las instituciones oficiales y los clubes deportivos que son los formadores de los atletas.
Estos órganos deportivos pueden utilizar una herramienta, como los planes de desarrollo departamental, municipal, el plan de localidades, donde propongan soluciones territoriales, como la pobreza, violencia, drogadicción, cada uno tengan indicadores de impacto, creando mapas deportivos y proponer alianzas públicas y privadas.
Desde el mismo momento en que comenzó el deporte a hacer parte del gasto público social debió hacerse un minucioso estudio sobre la conveniencia de eliminar los entes deportivos departamentales y fortalecer los entes municipales o viceversa.
Lo mismo con las ligas deportivas tiene que cambiar o desaparecerán, y la creación de unos bien empoderados y respetados comisionados del deporte en cada uno de los ámbitos territoriales y ramas del deporte.
Los objetivos del desarrollo sostenible a nivel mundial tienen grandes desafíos como los de constituir un gran pacto por el deporte, de carácter global, si es posible, el cual vaya ligado a los momentos actuales por los que pasa la economía, lo social y lo ambiental por causa de la pandemia.
Para finalizar, el deporte y la educación que son actividades históricamente humanas vinculantes a la escuela como escenarios de formación, no deben constituirse ni permanecer como letra muerta dentro de las políticas de los respectivos gobiernos y sus Planes de Desarrollo.
Después de esta pandemia, de algo de lo que deberán echar mano de manera indiscutible todos los gobiernos, será del deporte, la recreación, la actividad física la educación física, el arte, como una manera de fortalecer la salud mental de sus ciudadanos.