Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC -EP, estuvieron equivocadas desde sus inicios en 1964, cuando hubo alzamiento en armas de Marquetalia, comunicándole al mundo que había nacido una guerrilla revolucionaria que utilizaría todas las formas de lucha para conquistar derechos de la población agraria vulnerable, especialmente, la tenencia de la tierra que desde los años 20, los poderosos de la época venían acaparando y desplazando gentes, situación que inspiró revelarse, junto con el triunfo de la revolución en Cuba, las FARC creyeron lograr lo mismo, vemos que luego de 60 años de barbarie, narcotráfico y terrorismo, no llegaron al poder, también fueron derrotados políticamente, esto quedó demostrado, luego del proceso de paz con Juan Manuel Santos, quiérase o no, este armisticio, los puso a medirse electoralmente y sacaron un poco más de 50 mil votos en sus listas al Congreso, demostrando que de nada sirvieron toda una vida en el monte, luchando supuestamente por los derechos de los pobres, frustrante derrota y desmoralización de la tropa, la misma población, esa misma que decían los respaldaban, los castigó en las urnas.
Miles de muertos, secuestros, violaciones, reclutamiento forzado de menores, prostitución, abortos, extorsiones, masacres, toma de pueblos humildes, quitar anhelos a niños y niñas, más de 400 billones de pesos gastados por el Estado para combatirlos en las últimas dos décadas, ¿De qué valieron? Para seguirnos odiando y matando.
Con la justicia transicional en marcha, el Tribunal especial de la JEP, le corresponde garantizar a los colombianos y al mundo, verdad, justicia, reparación y no repetición del conflicto, es posible hacerlo siempre y cuando los actores armados se dispongan a relatar hechos de los horrores de la guerra, empezando por el primero, la verdad.
Verdad de los muertos, confesando porque mataban, secuestraban, responsabilizándose de los delitos cometidos en su largo y tenebroso accionar criminal, devolviendo bienes, entregando dineros, reparando víctimas, entregando rutas del narcotráfico, NO repetir.
Recuerden que ya la cúpula militar de las FARC, está condenada por la justicia ordinaria, con más de 800 años de cárcel, condenas, que no se materializaron por estar huyendo en la selva, Tirofijo, muerto natural, Monojojoy, Raúl Reyes, Alfonso Cano, dados de baja, el resto de la cúpula escondidos como activos guerrilleros y el proceso de la Habana, dándole el status de beligerantes a los sobrevivientes del cruento conflicto, se sentaron con el gobierno Santos, esperando ahora en postconflicto condenas con justicia transicional a los actores y darle cierre definitivo a un periplo interminable de violencia que nunca debió ocurrir.
Rodrigo Londoño Echeverri “Timochenco”, con la misma disciplina militar impartida por las FARC, a lo largo de su vida guerrillera, debe aplicarse a todos los miembros del secretariado vivos y con responsabilidades ante la JEP, para que comiencen a declarar verdades del conflicto y su grado de participación, confesando sus crímenes de guerra, violaciones sistemáticas al Derecho Internacional Humanitario y derechos humanos cometidos por esta organización; es su aporte a la historia, honrar los pactos alcanzados, al fin y al cabo, esa era la naturaleza de la terminación del conflicto armado interno.
Cumplirle a Colombia, es cerrar un periodo de barbarie, para abrirle paso a la esperanza. Colombia, merece vivir en paz por las nuevas generaciones.