La economía colombiana después de un leve crecimiento logrado tras la inactividad de un sinnúmero de sectores productivos – por causa del confinamiento restrictivo decretado meses atrás –, enfrenta momentos de incertidumbre con las crecientes cifras de contagio del Covid-19, sumado a las nuevas restricciones aprobadas en respuesta a lo anterior y la reciente declaración del estado de alarma por la ocupación de las camas en las UCI, que para la fecha asciende al 73% en el país.
Hechos que sin lugar a dudas jalonarán aún más a la baja el PIB para el primer trimestre del año 2021 (cifra que había sido proyectada en -3,5%, por la Dirección de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado del Grupo Bancolombia) y aunque el Banco Mundial prevé que Colombia crecerá un 4,9% en este 2021; crecimiento superior al 3,7% estimado para América Latina y el Caribe y del 4% proyectado para el mundo; todos los indicadores disponibles apuntan a una recuperación económica en forma de «V asimétrica» en medio del incremento en los contagios y rebrotes de coronavirus, los cuales se estiman permanecerán a lo largo de este año que a penas inicia.
Lo anterior, provocado en gran medida por la falta de conciencia de la población, ha agudizado la incertidumbre y preocupación de diferentes sectores que se están viendo seriamente afectados por las nuevas medidas tomadas, tendientes a controlar la velocidad de propagación de los contagios y rebrotes del mencionado virus respiratorio. Es así, como en estos días se han asumido una serie de disposiciones en los gobiernos locales y departamentales, las cuales indiscutiblemente tienen un impacto económico en la medida en que retraen el consumo y la movilidad a nivel nacional e internacional, lo cual en términos generales recae entre otras, en la cifra de generación de empleo que para la fecha se ha visto seriamente afectada toda vez que se han perdido algo más de 1,5 millones de empleos en lo corrido de la pandemia.
En este orden de ideas, resulta importante destacar que desde el primer momento el Gobierno Nacional ha implementado una hoja de ruta clara y coherente con las medidas de política económica en el marco de una política social, acompañándola de un primer plan choque para la resistencia de la propagación del virus; evitando un escenario altamente disruptivo, protegiendo el sistema de salud Nacional. Después de esto, ha llevado a cabo un plan de reactivación económica para la fase de reapertura con el fin de recuperar la productividad sectorial, fortalecer tejido productor y la generación de empleo. Plan que al momento se está llevando a cabo y que está desarrollando a nivel sectorial, a partir de medidas como la destinación de recursos a micro, pequeños y mediados empresarios (sector productivo) a través de la financiación o el ofrecimiento de líneas de crédito ajustadas a sus necesidades, y la ampliación del alcance en monto y plazo de los diferentes programas sociales del Gobierno – sector de la sociedad civil –.
Así las cosas, ¿Qué nos queda de la pandemia?
Dada la pregunta, no resulta conveniente regresar al confinamiento ni a cierres totales. Tenemos que convivir en el sano equilibrio de cuidar nuestra salud, la de nuestros seres queridos y también cuidar la economía.
Ya no es motivo de tranquilidad decir que Colombia tiene el cierre de fronteras y comercio más largo del mundo cuando las historias que se han escrito detrás de esto son las de muchos trabajadores que que perdieron sus empleos. Empresarios que tuvieron que cerrar sus compañías, emprendedores que quedaron con deudas y sin ver realizados sus sueños. A medida que empezaron a prolongarse las medidas de confinamiento, miles de ciudadanos a los que no podremos juzgar, reaccionaron contracorriente, salieron a las calles a trabajar para tratar de salvar, aunque sea un poco de dignidad, que en tiempos difíciles es el equivalente a poder llevar comida a sus hogares.
!No son necesarias más cuarentenas! Los gobernantes deben ser más sagaces y creativos para dar origen a nuevas fórmulas que no impliquen restricción de derechos y libertades, que no empobrezcan más el país, que eviten que nos contagiemos y que no nos enferme mentalmente. Los ciudadanos no podemos seguir escondiéndonos. Ya es suficiente con el miedo a todas las muertes que hemos visto como para temerle también a vivir a plenitud y con un mínimo de tranquilidad.
A este punto debemos evitar los cierres lo que más se pueda, pues el único camino al que conducen es al de la desigualdad y amplían la brecha económica y social que toda la pandemia ha puesto en evidencia, este tipo de medidas por mucho que se sigan haciendo esfuerzos por parte del Estado colombiano, terminan debilitando más las finanzas públicas, llevándonos a niveles de endeudamiento desproporcionados para poder sostener una política social de prevención que probablemente no generará grandes cambios en una lucha contra la desigualdad.