Colombia es el país prototipo de las vicisitudes, no salimos de una cuando entramos en otra parece ser que gozamos con dicha situación. Veamos pues algunos insucesos: La pandemia del Covid-19 desencadenó falacias que nunca antes habíamos detectado o los encargados se hacían los de “la vista gorda”; los entuertos de corrupción encontrados en hospitales, clínicas, IPS EPS y en todo el sistema de salud, demostró que en esas dependencias se parieron muchas “ratas de alcantarillas” (parodiando al presidente Duque) y Colombia no estaba preparada para responder a los efectos de ninguna clase de pandemia.
Recordemos que nuestro país tardó en la toma de decisiones o en políticas de Gobierno para iniciar el proceso de vacunación y nos encontramos con un panorama indignante en el sector salud, donde las camas y dotación en las unidades de cuidados intensivos eran escasísimas, la dotación del personal médico y paramédico, casi nula, los medicamentos inexistentes, la falta de pago de salarios al personal, las fratricidas “bolsas de empleo” manejadas por los políticos amigos de algunos directores y gerentes de los hospitales y lo peor de todo, las entidades “quebradas” por la corrupción.
El presidente Duque acaba de anunciarle al mundo que Colombia tuvo un crecimiento económico por arriba del 10,2% en 2021, una disminución del desempleo que para este año y según el banco de la República oscilara entre el 10,5% y el 13,0%, lo que indica que se están haciendo las cosas bien, pero el Estado, así como lo narrado con la pandemia, no está preparada para otros sucesos de pandemias que estén visualizados y estudiados por grupos interdisciplinarios, que puedan desde un punto de vista científico y técnico, ejecutar políticas de prevención y contención de las posibles enfermedades con diagnóstico, tratamiento y vacunas, para que el Impacto social no se convierta en una amenaza para la humanidad.
En la horas de la madrugada del pasado 6 de febrero el 2022, la plataforma tecnológica del INVIMA sufrió un “ataque cibernético desconocido”, lo que desencadenó “la de Troya” en el sistema de información trayendo como consecuencias graves situaciones para el comercio de los productos alimenticios del país, ya que ahora toca efectuar los registros en forma manual al estilo de “cuando se usaba el tacón adelante”.
El mensaje de INVIMA fue lapidario: “el portal www.invima.gov.co fue deshabilitado, al igual que las conexiones con los servidores físicos y virtuales del instituto, de acuerdo con los protocolos establecidos para este tipo de ataques cibernéticos”.
Recordemos los sucesos de la “apertura económica” de la época del ex presidente Gaviria (1990-1994), cuando su decisión política-económica determinó el destape de la tramitología y corrupción propias de los puertos, terminales marítimos, aéreos y zonas francas, en la legalización de las mercancías o productos para exportación e importación que demoraban hasta meses si no había el correspondiente padrino político y el dinero “por debajo de la mesa”
Lo de INVIMA significa que estamos parodiando “las siete plagas de Egipto”, que para nuestro terruño pueden ser diez, once o doce según la leyenda bíblica, 1. El Covid; 2. Las marchas y paros; 3. Los contenedores. 4. La corrupción. 5. La hambruna y pobreza monetaria extrema; 6. La plataforma de Invima y 7. Los Polvos del Sahara. Éste último fenómeno lo acaba de reportar el “Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam)” cuando le previene a los habitantes del norte y oriente del país del fenómeno natural que esperemos no presente colapso del sistema de salud por problemas respiratorios.
En comunicado de Invima, asegura que “…la protección de la información, privacidad y confidencialidad de los datos que ellos manejan está garantizada…por el acompañamiento del Equipo de Respuesta a Incidentes de Seguridad Informática (CSIRT) y las medidas implementadas por la propia entidad”. Ello reconforta un poco la situación, pero la entidad siempre debe estar un paso adelante e implementar medidas de choque en forma inmediata y no entrar en el juego corrupto de la tramitología a mano “con confianza en la entidad pública” ya que todas no actúan de buena fe.
Esperemos la normalización de los trámites, procesos y actuaciones de los encargados de “la responsabilidad sanitaria, la dirección de alimentos y bebidas, la dirección de medicamentos y productos biológicos, la dirección de dispositivos médicos y otras tecnologías, y la dirección de operaciones sanitarias”, en el menor tiempo posible para evitar una posible inseguridad alimentaria.