Hablar de política es trasladarse a lo más profundo de la historia, al ser el hombre un ejemplar que siempre ha estado en función de la búsqueda del poder y ese poder varía de acuerdo a muchos factores como las tradiciones religiosas, culturales y étnicas, que tenían o tienen sus inicios en los diferentes periodos de nuestra historia, y, en consecuencia, esas vivencias nos trasladaron a cada población o estado y nos mostraban como cada quien quería su desarrollo socio cultural, religioso y político.
En cuanto a nuestra querida Colombia, creemos que es el colofón de la diversidad y la variedad de grupos políticos, no se les ve interés en crear empresa, parece ser que la política sea el ideal para el nepotismo y el enriquecimiento fácil y sin problema, somos un país político por excelencia, encontramos defensores a ultranza de ideologías de Izquierda, de centro y de derecha, dónde actualmente contamos con un número de 35 grupos con personería jurídica según el Consejo Nacional Electoral (CNE) y lo bonito del cuento es que en sus estatutos todos alegan que defienden a los más necesitados, pero la verdad verdadera es difícil interpretar su real orientación política cuando la realidad es otra.
No se requiere ser un experto en política para observar cómo se desarrolla el carrusel de las aspiraciones y de los cargos, vemos políticos derrotados en las urnas como son nombrados en cargos de manejo de dinero, unos impolutos jefecillos que colocan unos cuantos votos y hacen nombrar a su hermana, tío, sobrino o hijo (a), a sabiendas que no tienen los perfiles ni los conocimientos, pero si saben que en esa dependencia hay excesivos cargos de OPS que normalmente son corbatas y sirven para ese entramado familiar de nepotismo y a la vista de las autoridades de todo el país.
Es tan grande el ánimo de poder económico que extienden sus redes a otros municipios y por arte de magia aparecen funcionarios voladores que no conocen la región ejerciendo cargos de importancia, los ilusos provincianos que sacan pecho dizque por ser líderes del gamonal, quedan viendo un chispero, cuando su infante, que con esfuerzo a estudiado una carrera técnica o profesional para servirle a su comunidad, es reemplazado por el susodicho extranjero paracaidista del nepotismo.
Lo que da escozor es la forma impávida como se mueve la burocracia, exclaman no tener o se creen no tener ninguna mancha o pasado oscuro, muy a pesar de sus entramados conocidos de escándalos que han tenido dimensiones sin precedentes, con inicios desde la propia Casa de Nariño, el parlamento colombiano, las gobernaciones y alcaldías, y las autoridades que hacen parte de la malla corrupta, saben de sus antecedentes y los actos a investigar pasan al olvido de manera intencional.
El país está actualmente en una encrucijada cuando el presidente Gustavo Petro en uno de sus últimos discursos en Puerto Resistencia, al sur de Cali, afirmó que “está siendo presuntamente perseguido por las instituciones, lo cual ha impedido que las reformas que ha propuesto a la fecha no hayan sido aprobadas”. Y remató con lo que ha desatado comentarios positivos y negativos “Si la posibilidad de un gobierno elegido popularmente no puede aplicar la constitución porque lo rodean para no hacerlo, entonces Colombia tiene que ir a una Asamblea Nacional Constituyente”.
La historia nos recuerda, que una Asamblea Nacional Constituyente se instauró por última para reformar la Constitución Política de 1886, la cual dio paso a la Constitución de 1991 y ésta ha intentado que fluya el respeto por una pluralidad y equidad, situación difícil de aplicar cuando unos cuantos politicastros, son expertos en agudizar las contradicciones, al no ser consecuentes con las necesidades sociales y siempre en función de yo con yo.
Si se da el caso de una reforma constituyente, allí debe estar plasmado la no reelección en segundo o tercera aspiración y que ellos no sean remplazados por familiares en quinto grado de consanguinidad, y prohibir tajantemente el nombramiento de familiares en cargos público, aplicándose la norma de consanguinidad. Políticos buenos hay muchos, pero los malos dominan el espectro.