Nueve días después del atentado que tiene en vilo al país, la vida del senador Miguel Uribe Turbay pende de un hilo. El líder político continúa en estado grave en la Clínica Santa Fe, donde permanece bajo estricta vigilancia médica tras recibir tres impactos de bala el pasado 7 de junio. Aunque ha presentado leves signos de mejoría, su pronóstico sigue siendo reservado.
Este sábado, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, visitó el centro médico y sostuvo una conversación privada con el padre del senador. A la salida, entregó un mensaje de unidad institucional:
“La familia de Miguel Uribe agradece y siente tranquilidad por el respaldo recibido por parte del Gobierno Nacional, del sector defensa y el avance de las investigaciones que encabeza la Fiscalía General de la Nación”.
La Fiscalía logró un golpe clave en el caso: la captura de ‘Gabriela’, señalada como la mujer que entregó el arma homicida —una pistola Glock 9mm— al sicario menor de edad. Fue detenida en Florencia, Caquetá, y trasladada a Bogotá, donde deberá responder ante las autoridades.
Las investigaciones han permitido trazar la hoja de ruta del atentado. Detrás del ataque, se destapa una red criminal que reclutó a un menor de edad como sicario, articuló una logística meticulosa y utilizó aplicaciones de transporte como pantalla.
Tiene 15 años. Fue quien disparó el arma contra Miguel Uribe. El arma llegó a sus manos mientras se encontraba en un Spark gris, en inmediaciones del parque El Golfito, en Modelia. Huérfano de madre y con su padre radicado en Polonia, vivía bajo custodia de su tío. Permanece en el búnker de la Fiscalía, enfrentando cargos por tentativa de homicidio y porte ilegal de armas.
La Fiscalía arrestó e imputó cargos a un segundo presunto implicado en el atentado contra el senador Miguel Uribe Turbay. Se trata de Carlos Eduardo Mora González, quien fue acusado de tentativa de homicidio agravado, porte ilegal de armas de fuego y utilización de menores en la comisión de delitos, en calidad de coautor.
De acuerdo con la investigación, Mora habría participado en un reconocimiento previo de la zona del ataque, en el barrio Modelia, dos días antes del hecho. Además, habría estado involucrado en la organización logística final, un día antes del atentado. El día del ataque, según la Fiscalía, se encontraba dentro del vehículo donde fue entregada el arma al menor de edad que disparó y donde también se le cambiaron las prendas de vestir para facilitar su huida.
- ¿Crimen político o ajuste de cuentas?
Aunque aún no se ha confirmado oficialmente el motivo detrás del atentado, las hipótesis apuntan a un posible crimen político con motivaciones ligadas a las denuncias que el senador Uribe venía haciendo contra estructuras criminales en Bogotá y Soacha. Su equipo había reportado amenazas previas.
El país observa con expectativa el desarrollo del caso, que ya deja en evidencia una preocupante articulación entre menores reclutados, estructuras criminales transnacionales y el uso de plataformas tecnológicas para planear ataques de alto perfil.
Mientras Miguel Uribe sigue bajo observación médica, Colombia se pregunta quién está realmente detrás del atentado. La Fiscalía ha prometido resultados contundentes y el Gobierno asegura que no descansará hasta capturar a todos los responsables.
En medio de la incertidumbre, queda claro que el atentado no solo dejó balas y sangre, sino también un mensaje alarmante sobre la capacidad de las organizaciones criminales para infiltrarse incluso en los círculos del poder político.