El Palomar es un corregimiento del municipio de Majagual (Sucre) ubicado a la margen derecha de la carretera, yendo de Majagual a Guaranda (Sucre). En otrora su paso era un karma en invierno y verano, antes de que Álvaro Uribe construyera la carretera pavimentada. Ir de Majagual a Guaranda (Sucre) pasando por El Palomar podría tardar dos horas o más, lo que hoy se hace en escasos ocho minutos.
El caño de ese característico color barro marrón mojanero, de aguas cristalinas en quietud que resguarda a El Palomar, es macondianamente hermoso, más aún cuando se observa pasible desde los gigantescos «palos» de zapote de don Marcos Navarro, representativo personaje de El Palomar.
Es Marcos a El Palomar lo que es la bandera de Colombia a nuestro país. Rancio líder conservador, poseedor de un don de atención sin igual. No hay alcalde de Majagual (Sucre) que en campaña no haya recostado en los taburetes de don Marcos. Únicamente en campaña, porque siempre se queja que una vez elegidos no pisan más El Palomar y menos su casa.
El Palomar tengo veintiún años de conocerlo, los mismos que a Marcos Navarro, a su esposa Agripina, su hijo «el cuco». Es imposible no nombrar a su nieto de escasos 8 años Jesú, ( sin S). como le dicen en el mágico caserío a tan vivaz y elocuente niño. Los mismos 21 años que me lance a gobernador de Sucre, con la ilusión y el romanticismo creyendo en pajaritos preñados que se podía sanamente ser gobernador del terruño sucreño, lo que la vida se encargó de cambiar un si se puede por un no se pudo.
Desde ese entonces, no se cuántas veces he ido y pernoctado en El Palomar. Describo el despertar en ese caserío como de los más extraordinarios del mundo, acompañado del múltiple canto de los pájaros, cotorras, loros, hasta las gallinas, que escarban en el tapizado piso de un intenso color rosa, del palo de pera gigante de Marcos Navarro, que habla con su palo de pera y le dice » que palo de pera de mala ley, porque bota la pera lejos». Quedando regañado hasta el palo.
Desde esos veintiún años estoy viendo la sede del SENA, en El Palomar. Hermosa en sus años mozos. Luchando entre todos se pudo colocar al servicio escolar, rescatar porque se estaba perdiendo en el monte. Por allí ni sombra de Héctor Olimpo, exgobernador de Sucre y menos de Lucy García, actual gobernadora de Sucre.
Llegar a la sede del SENA era otra odisea de barro en invierno. Un imposible. Sin conocer los intríngulis de los más de tres mil millones de esa contratación, reconozco para bien el haber construido los 949 metros de pavimento de la vía al SENA en El Palomar. Cambia la cara al corregimiento y por supuesto abre oportunidades para asistir a recibir la educación que hoy se imparte en esa institución. Inauguró Héctor Olimpo la pequeña pero importante obra, que independiente de no compartir casi nada con él, es justo que la haya inaugurado, porque realmente la impulsó. Esa obra me regocija.
Debe la gobernadora García Montes, completar la labor, construyendo el puente de ingreso a El Palomar, que hoy es una trampa mortal, además de acaba carros y el puente que une a El Palomar con Güira, otro corregimiento de Majagual (Sucre), camino obligado de la ruta del arroz. No es mayor la inversión y si máximo el beneficio. El puente de El Palomar a Güira es una de las frustraciones de mi vida política. Mi ilusión fue hacerlo, no pude. Curiosamente nunca he visto una paloma en El Palomar.




