Biden eligió extraordinariamente a Donald Trump, lo que ha producido el primer efecto en Colombia al disminuir los desenfrenados trinos del presidente Gustavo Petro. Petro trinó mesurado, entre líneas, con reverencia y reconocimiento de respeto. ¡Se agachó! Por no decir se arrodilló. Cada mico sabe en qué palo trepa.
La primera etapa de Biden como candidato dio al traste con la intención de Kamala de ser presidenta. Perdieron un tiempo irrecuperable por preservar una reverencia al ego e impotencia de Biden, que no tuvo el coraje, mucho menos la idoneidad, para no aspirar. El ego mata, es ejemplo Uribe, que basado en él trepó en coche a Gustavo Petro, como Biden, en el mismo cochecito, subió a Trump.
La segunda parte de la campaña estadounidense, con relevo a bordo, fue aún más equivocada. Escogieron a la inadecuada Kamala, que no ha sido ni sal ni azúcar en esa desabrida presidencia. No tuvieron la entereza, visión, ni humildad ganadora para escoger a una Michelle Obama. La carrera hubiera sido a otro precio. Es un análisis. Les quedó la leche derramada.
De otra parte, Trump, con miles de problemas, incluso jurídicos, se convirtió en una elección por descarte. Bajo su método, que lo importante es el resultado, pues lo obtuvo. Inspira Trump más autoridad, reconocimiento y respeto por su atrevimiento ante el mundo.
Trump abre el camino a la derecha del patio estadounidense-latinoamericano, donde hasta Venezuela y Brasil lo son, con mucha más razón Colombia. ¡Llora Petro! —dijo una amiga personal.
Trump es la apertura de la puerta que requería Francisco Santos, exembajador de Colombia en los Estados Unidos, a quien Trump identifica con buenos ojos. El presidente que va a reemplazar a Petro debe ser bien visto por el gobierno Trump, tener carisma, peso internacional, ser reconocido nacionalmente, de sentido capitalista-social, defensor de los derechos humanos, estar comprometido con la seguridad del país, aportar votos, que le quepa el país en la cabeza y tener experiencia. Descripción total y absoluta de Francisco Santos. Se abre la puerta a la presidencia 2026-2030 de un comprometido por Colombia.
Les toca a Germán Vargas Lleras, María Fernanda Cabal, Miguel Uribe, Paloma Valencia, Fajardo, Fico Gutiérrez, Dilian Francisco Toro, Juan Manuel Galán, Enrique Peñalosa, Álvaro Uribe Vélez, César Gaviria, Juan Manuel Santos (que debe jugar de este lado), Paola Holguín, Rafael Nieto Loaiza, José Obdulio Gaviria, Humberto de la Calle, Íngrid Betancourt, familia Gilinski, familia Char, José Félix Lafaurie, Miguel Polo Polo, Alicia Arango, Mario Hernández, organizaciones gremiales, Jorge Enrique Robledo, Efraín Cepeda y su lentejo partido conservador, el fósil de Andrés Pastrana, la camaleónica Claudia López, Iván Duque (causante de los males y atropellador de quienes lo eligieron) afrontar la unión.
No pueden salir con improvisación. Si ellos y los que no alcancé a mencionar no están dispuestos a organizar un punto de encuentro alrededor de Francisco Santos, que se despidan de la presidencia y de su país por muchos años en los que los ojos se les hincharán del llanto. No habrá balde que alcance a recoger tanta lágrima. No es sentido figurado. ¿Por qué alrededor de Francisco Santos? Los argumentos están más que expuestos. Llegó la hora de dejar de hablar para actuar en consenso. ¿Serán héroes o simples egocéntricos mediocres?



