La implementación del nuevo modelo de salud para el magisterio colombiano, iniciada el 1 de mayo de 2024 bajo el gobierno del presidente Gustavo Petro, ha derivado en una crisis que afecta a más de 800.000 docentes y sus familias. Este sistema, que prometía mejorar la atención médica, ha presentado múltiples deficiencias que han generado preocupación y descontento en el gremio docente.
Uno de los problemas más graves es la expiración, sin renovación, de más de 2.900 contratos con entidades de salud desde enero de 2025, lo que ha dejado a numerosos educadores sin acceso a consultas médicas, tratamientos y medicamentos esenciales. Además, la plataforma tecnológica HORUS, diseñada para centralizar la gestión de las atenciones médicas, ha funcionado de manera deficiente, causando retrasos en la asignación de citas y en el suministro de medicamentos.
Frente a esta situación, FECODE ha exigido al Gobierno una intervención inmediata para estabilizar el modelo de salud y garantizar el acceso oportuno a los servicios médicos. El sindicato también ha solicitado investigaciones sobre el manejo de los recursos y posibles actos de corrupción que han agravado la crisis.
Es relevante destacar que FECODE fue un aliado clave en la campaña electoral de Gustavo Petro, aportando recursos y apoyo significativo con la expectativa de mejoras en el sector educativo y en las condiciones laborales de los docentes. Sin embargo, la actual crisis en el sistema de salud ha generado desilusión y cuestionamientos entre los maestros sobre su respaldo al mandatario. Algunos docentes expresan sentirse traicionados y decepcionados por un gobierno que, en su opinión, desmanteló su régimen de salud, exponiéndolos a una atención deficiente y condiciones indignas.
La situación plantea una reflexión profunda sobre la relación entre el magisterio y el gobierno actual. La confianza depositada en las promesas de campaña se ve erosionada por la realidad de un sistema de salud colapsado, lo que lleva a preguntarse si aquellos que coreaban «Petro, Petro, voy a votar por Petro»… repetirían su elección en las actuales circunstancias. La respuesta a esta interrogante dependerá de las acciones que el gobierno tome para resolver la crisis y recuperar la confianza del sector educativo.
En conclusión, la problemática de la salud en el magisterio colombiano refleja las consecuencias de una implementación deficiente de políticas públicas y la importancia de cumplir las promesas hechas a sectores clave de la sociedad. La atención médica de calidad para los docentes no es solo una cuestión de bienestar laboral, sino un pilar fundamental para el desarrollo educativo del país.
Las políticas mal estructuradas, guiadas más por intereses ideológicos que por una planificación seria y eficiente, terminan afectando a quienes confiaron en un cambio prometido, pero nunca materializado. La pregunta ahora es: ¿seguirán los maestros respaldando a un gobierno que los dejó sin salud, o finalmente reconocerán que las promesas populistas rara vez se traducen en soluciones reales?



