Héctor Olimpo Espinosa Oliver aspira a ser presidente, una idea que revolotea solo en su original y alopécica cabeza. Esta semana estuvo marcada por los hallazgos de la Contraloría General de la República al vociferado y promocionado programa Sucre Diferente, específicamente el proyecto Sucre Escucha. Este supuesto programa «emblemático» fue diseñado para apoyar, entre otros, a los jóvenes del departamento de Sucre. Léase bien: a jóvenes, el motor y la esperanza de nuestra sociedad.
Los jóvenes pueden ser rebeldes, pero también se transforman y se vuelven más dóciles cuando creen. Con esa fe jugó hielmente Héctor “Iscariote”. Lo hizo como todo lo de él: sin sonrojarse y acompañado de la ilegítima gobernadora de Sucre, Lucy García Montes.
¿Cómo pueden conciliar el sueño si no tienen la conciencia tranquila, al pisotear y «acribillar» la ilusión de miles de jóvenes, y continuar como si nada hubiera pasado? Independientemente de intereses políticos, eso duele. Duele a Sucre, duele a su juventud.
Los cuatro hallazgos de la Contraloría General en Sucre, correspondientes al gobierno de Héctor Olimpo Espinosa, son desgarradores. Retan la paciencia y la resistencia del ya atropellado departamento. Ascienden a más de 56 mil millones de pesos, por posible corrupción en la ejecución de proyectos financiados con regalías.
¿Terminan los recursos destinados a la esperanza de los jóvenes y a otras obras en turismo internacional, mansiones en el barrio Venecia – Los Alpes de Sincelejo (con garita incluida), grandes «negocios», campañas políticas estrambóticas y majestuosos equinos? ¿Todo esto lo aplaude la sociedad sucreña? ¿Nuevos “cacaos”? ¡Qué cinismo!
Queda uno pasmado ante la sarta de rosarios de “La Patrona” Karina Espinosa Oliver y la colección de santos de Héctor «Iscariote». Juegan con Dios. ¡Qué miedo!
En medio de su cinismo, que solo conocen sus almohadas, normalizan lo que serían actos de corrupción y atropello. Salen como si nada a pedir votos, con sus prácticas diabólicas, ajenos al sufrimiento de los jóvenes. Y lo más grave: los consiguen. Arman listas al Congreso, muy posiblemente con su socio Jesús Paternina Samur, más papista que el Papa, otro que cree que Dios es invidente.
Mientras tanto, Sucre Escucha “fusiló” la esperanza de jóvenes que querían salir o no caer en el mundo de las drogas. El cumplimiento de las consultas psicológicas, la prevención y el tratamiento del consumo de sustancias psicoactivas no han podido ser demostrados en ese programa, que, paradójicamente, ha quedado sordo.
¡Eso no se hace! No tienen perdón de Dios.
Veinticinco mil millones de pesos arrumados en 27 unidades móviles del programa Sucre Escucha que, en 2023, Héctor Olimpo pavoneaba como logro. Hoy, sin asomo de vergüenza, no se da por enterado de que 24 de esas unidades están abandonadas en los patios del ya vergonzoso Hospital Universitario de Sincelejo, que pasó de ser un ente de salud a un cementerio de chatarra.
¿Cómo es que dice el cínico de Héctor Olimpo? ¿Qué el presidente Petro le preste el poder un ratico para componer el país? ¿Es así? ¡Payaso!
Súmele a toda esta posible corrupción los 30 mil millones de pesos en la pavimentación de 5 kilómetros de vía en concreto entre El Portón y La Y, en la Mojana sucreña. ¡30 mil millones en 5 km! “No sean tan hijueputas”, diría Petro. Y hablando de vías, la de El Llano – San Marcos revienta.
Coletilla: ¿Unisucre? ¿En qué va la cuestionada elección del rector Jhonny Avendaño?



