El pasado fin de semana, Don Eparquio González, histórico dirigente político de la región de La Mojana, sorprendió a propios y extraños al anunciar públicamente su regreso a la actividad política. A sus 74 años, y luego de más de una década de retiro, González reunió a su familia, a líderes de la vieja guardia y a antiguos copartidarios, congregando a más de mil personas. ¿La razón? Declarar su respaldo total a su exjefe político, Álvaro “El Gordo” García Romero.
La escena fue impactante. Desde veredas y corregimientos aledaños, llegaron personas en motocicletas, tractores, caballos, burros y todo tipo de vehículos. La convocatoria, hecha casi sin previo aviso, se convirtió en una demostración de fuerza política inesperada, como si un monarca hubiera convocado a su pueblo. El nombre de García Romero, por más de 20 años fuera del panorama político debido a su reclusión, volvió a resonar con fuerza en el territorio.
Desde que se conoció la noticia de su libertad, en Sucre se viene gestando una reconfiguración silenciosa, pero poderosa, de las fuerzas políticas locales. García Romero fue condenado por la Corte Suprema de Justicia como uno de los autores intelectuales de la masacre de Macayepo. Sin embargo, durante el juicio, más de veinte habitantes de esa comunidad testificaron que no tenía relación alguna con los hechos. En el marco de una investigación que realicé años atrás sobre el fenómeno paramilitar en Sucre, también escuché testimonios que contradecían la versión oficial.
Hoy, antiguos seguidores que, durante su ausencia, se refugiaron en diversas casas políticas, están abandonando esos espacios para volver a su antiguo líder. En entrevistas recientes, muchos afirman que durante estos años han sido tratados como piezas descartables, y añoran los tiempos en los que se sentían escuchados, respetados y acompañados. Dicen que pasaron de tener un “amigo servicial” a ser subordinados de líderes arrogantes, expertos en prometer, pero incapaces de cumplir.
Lo cierto es que el fenómeno no es aislado. Dirigentes, concejales, líderes comunitarios e incluso miembros de movimientos alternativos están sumándose a este regreso simbólico, que ya empieza a preocupar a los grupos políticos que durante dos décadas gobernaron sin mayores contrapesos. Nadie había previsto el impacto político de la libertad de García Romero, y menos aún, su posible regreso a la arena electoral.
Aunque el exsenador no ha anunciado oficialmente su intención de volver a competir por cargos de elección, su sola presencia ya ha desatado un terremoto político en Sucre. En los pasillos del poder, muchos se preguntan si, con su regreso, García Romero podría recuperar su estatus como uno de los principales pesos pesados de la política regional.
¿Resurgirá “El Gordo” como el Ave Fénix?
La pregunta no es menor. De concretarse su retorno, el escenario político en Sucre —e incluso en departamentos vecinos como Bolívar— podría sufrir un giro radical. La reciente muerte de su hermano, antiguo cacique político de gran influencia en Bolívar, dejó un vacío que muchos consideran podría ser ocupado ahora por Álvaro García.
- Adenda 1: En un gesto que ha generado comentarios a nivel nacional, algunas víctimas de la masacre de Macayepo, en el contexto de la libertad de García, han hecho un llamado a la reconciliación. Un mensaje que, más allá de lo político, merece ser escuchado desde lo humano.
- Adenda 2: En Bolívar, la posible reactivación política de García Romero también empieza a generar expectativa. Tras la muerte de su hermano, Juan José García Romero figura clave en la política local, se especula con que la familia García pueda recuperar el control de esa casa política, hoy en estado de transición.
¿Será Álvaro García Romero capaz de renacer de las cenizas políticas como el Ave Fénix? La historia aún se está escribiendo, pero lo que ya es claro es que su nombre sigue teniendo un poder de convocatoria que muy pocos conservan después de dos décadas de ausencia.



