Mientras una familia llora la muerte de una niña de 9 años alcanzada por una bala perdida en Cartagena de Indias y la Alcaldía solo se limitó a un mensaje en redes sociales, las calles siguen siendo escenario del miedo, el sicariato e impunidad.
“Hubiese sido un mensaje de humanidad y respeto rodar la fecha del preludio de las Fiestas de Independencia en Blas de Lezo y declarar luto ciudadano”, dijo la abogada y lideresa social Jacqueline Perea Blanco, al referirse a la muerte de Grettel Sofía Maestre Berrío, la niña de 9 años alcanzada por una bala perdida en el barrio Villa Fanny.
Su afirmación cayó como un golpe directo a una administración que, ante la tragedia, se limitó a publicar un tuit de condolencias y seguir con la agenda festiva, mientras una familia entera se desmorona en el dolor y cartageneros cansados de la inseguridad claman justicia.
Mientras los cartageneros lloraban la muerte de Grettel Sofía, la Alcaldía solo reaccionó en redes sociales, ofreciendo una recompensa de 40 millones de pesos. Pero más allá del gesto simbólico, no hubo decisiones, ni medidas urgentes, ni presencia institucional en el territorio donde ocurrió el crimen.
Las calles de Cartagena se siguen tiñendo de sangre. El sicariato, los atracos y las balas perdidas se han vuelto rutina, y la sensación general es que la autoridad se evaporó.
“El que mató a mi hija está cerquita” Las palabras de la madre de la niña, rotas por el dolor, son una denuncia viva de lo que todos saben pero pocos dicen: los asesinos caminan entre nosotros, sin miedo, sin justicia, sin respuesta de un Estado local que no controla nada.
Grettel Sofía soñaba con ser la reina infantil de su barrio. Su sueño murió antes de tiempo, como mueren a diario los sueños de miles de cartageneros atrapados entre la violencia y la indiferencia.
- Un alcalde desconectado de la realidad
El alcalde Dumek Turbay Paz repite que “camina tranquilo por las calles”. Pero esa frase, en una ciudad donde los ciudadanos no pueden salir sin miedo ni siquiera a la tienda, se ha convertido en una provocación.
Mientras la inseguridad crece, las cifras de homicidios y sicariatos se disparan y el tan anunciado plan “Titán 24” —bandera de su campaña contra el delito— no muestra resultados, ni estrategias, ni impacto real. La percepción ciudadana es clara: la Alcaldía perdió el control y la violencia manda.
- Cartagena marchó por Grettel Sofía
El pasado sábado con pancartas blancas y globos de esperanza, decenas de vecinos salieron a las calles en una caminata por la justicia. Vestidos de blanco, hombres, mujeres y niños gritaron en silencio lo que las autoridades no quieren escuchar: Cartagena tiene miedo, y ya no confía.
“Unidos como comunidad demostremos que no olvidamos”, se leía en los carteles. La marcha fue más que un homenaje: fue un grito contenido, una acusación directa a la indiferencia institucional y a la falta de liderazgo frente a la violencia que ahoga a la ciudad.
- El silencio oficial y la voz del pueblo
Cada bala perdida, cada víctima del sicariato, cada madre que entierra a su hijo, es una derrota de la autoridad y una herida más en el alma de Cartagena. Pero mientras los cartageneros lloran, la administración parece caminar entre sombras, más preocupada por la imagen pública que por la seguridad de sus ciudadanos.
Cartagena no necesita discursos ni condolencias en redes. Necesita acción, resultados y un liderazgo que no se esconda detrás de los hashtags. Porque mientras el alcalde dice caminar tranquilo, Cartagena entera lo hace con miedo.



