La tarde del miércoles 26 de noviembre volvió a teñirse de sangre en Cartagena de Indias. A las 3:10 p. m., un sicario disparó repetidas veces contra Brayan Mendoza Cienfuegos, de 23 años, en el sector Los Santanderes del barrio El Nazareno, sumando un nuevo capítulo a la alarmante ola de inseguridad que atraviesa la ciudad. Según el reporte oficial de la Policía Metropolitana, Mendoza falleció en el lugar luego de que un sicario, que llegó como parrillero en motocicleta, desenfundara un arma de fuego y le disparara sin reparo, en plena vía pública y frente a varios testigos.
La Policía confirmó que Brayan Mendoza tenía cinco anotaciones judiciales por hurto (2020) y porte ilegal de armas (2023 y 2024). Su cuerpo fue trasladado a Medicina Legal tras la inspección realizada por el CTI de la Fiscalía.
Aunque varias versiones circulan en la zona sobre lo que habría motivado el ataque, las autoridades no han confirmado ninguna hipótesis. Serán los investigadores quienes determinen si se trata de un ajuste de cuentas, retaliación o disputa entre bandas criminales.
Este asesinato no es un caso aislado. Por el contrario, es el séptimo homicidio registrado en apenas 48 horas en Cartagena, una cifra que evidencia la grave crisis de seguridad que vive la ciudad. Los otros crímenes ocurrieron en:
- Ternera
- La María
- San Fernando
- Bayunca
- Los Cerezos
- El Nazareno
La modalidad se repite: sicarios en moto, disparos a plena luz del día, huida inmediata. Un patrón que deja en evidencia no solo la capacidad operativa de las bandas criminales, sino también la debilidad institucional para contenerlas.
Mientras los asesinos escapaban, vecinos trataron de auxiliar a Brayan Mendoza, pero los impactos fueron mortales. Nada detuvo a los atacantes: ni la hora, ni el sol, ni la presencia de testigos.
Cartagena enfrenta desde hace meses una tendencia creciente de homicidios, robos, extorsiones y hechos sicariales que han deteriorado la percepción de seguridad y que hoy, con siete asesinatos en dos días, se convierte en una evidencia contundente de un deterioro sin precedentes.



