Condeno y repudio el cruel atentado contra el precandidato presidencial del Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay. El Gobierno debe comprometerse con una rápida y certera investigación que arroje resultados. Es decepcionante, preocupante, refriega la impotencia que sentimos los ciudadanos ante la crueldad del atentado. Reitera el fracaso de sociedad, que haya sido perpetrado por un niño de 14 años de edad, según manifiestan las autoridades. Es un niño, lo que nos lleva a preguntarnos ¿Qué es lo peor que se ha hecho, para que se de una injustificable e Intolerable decisión de estas en un niño?
Queramos o no, el debate no puede ser opacado por el dolor y la ira sentida ante el vil atentado. Tampoco se puede tomar cuál caso aislado de un niño, que se le dio por jugar a ser asesino. Está ocurriendo en generación de niños de Colombia y no es correcto cerrar los ojos ante lo evidente. Se deben tomar correctivos reales del gobierno, clase política y sociedad. No ser conscientes es irresponsable.
Se estremece la campaña electoral, en tire y afloje de poder, donde a nadie le parece interesar el común de la gente y su futuro. El presidente Gustavo Petro, enceguecido y acorralado, dando palos de ciego, con un temerario discurso de odio, con consecuencias, que por demás estamos padeciendo. Igual una oposición tan soberbia como el mandatario, nos sucumben entre las dos en un remolino devastador, que se lleva por delante la democracia, instituciones y ante todo el futuro del país. Entre soberbios, nada se logrará, sino atemperan sus posiciones.
Muy triste lo de Miguel Uribe, a quien deseamos se recupere. Así mismo es un llamado a que se tome en serio cualquier amenaza en este violento país. Los candidatos presidenciales tampoco pueden actuar inmaduramente cuál Juan de los Palotes, parando en cualquier esquina, ante estos graves escenarios que se viven. Lo ideal sería hacer libremente campaña. No se va a poder y hay que asumirlo. No sé trata de aceptarlo. El Estado debe protegerlos.
Si el país, quiere salir adelante, hay que ser serios y dejar la guachafita que se tiene con los precandidatos presidenciales. No es juego que cualquier estúpido aspire y le den vitrina, porque grita «hay que dar balin». Tras de eso aplauden los banqueros, como si estuvieran en Sábados Felices. Eso no es serio.
Francisco Santos, sin apasionamiento me atrevo a decir es el llamado a tomar las riendas. Presenta una increíble firmeza, determinación, sin caer en el extremo ni feriar el debate, lo que lo convierte en punto de encuentro. Sabe lo que está pasando. Ante todo es capaz de colocar el orden y algo muy importante, es que reconoce el grave problema de la desigualdad que nos sume en la guerra, y plantea la necesidad de combatirla comenzado por las oportunidades de educación que hay que brindar, acompañada de la intervención estatal en los sitios más vulnerables de la sociedad, sin dejar de lado la presencia de la fuerza pública garantizando la seguridad y que combata al narcotráfico, que es la raíz de todos los males de este país.
Un narcotráfico que está incrustado en el corazón de Colombia. Lo combatió Francisco Santos, cuando Pablo Escobar, casi lo paga con su vida, marcándolo con la huella del secuestro. Hoy es un narcotráfico más selectivo. Eso no se combate con improvisaciones, ni como pretende el expresidente Álvaro Uribe, seguir actuando como lo hizo con Iván Duque. Así no es presidente Uribe. Si usted no reacciona en esta campaña presidencial, más allá de los cálculos meramente políticos e intereses partidistas e incluso particulares, puede terminar apoyando elegir lo menos favorable para el país.
Hoy más que nunca hay que pensar en Colombia, como país y para el país. Incluso teniendo en cuenta la realidad de Venezuela, en lo cual Francisco Santos tiene un claridad única. Uribe no va a elegir presidente, pero es determinante para lo que suceda electoralmente. De hecho, desde que Uribe se encaprichó irresponsablemente con Iván Duque, eligió a Gustavo Petro de presidente. Fue determinante en eso; hoy todos pagamos las consecuencias de un despelotado y peligroso gobierno, que comenzó a hablar en árabe. Hay que dejar que la actividad política fluya, no colocar muros de desviación del caudal, que es lo que pretende Uribe, a quien reitero mis respetos.
Queda claro, Colombia no está para caprichos, menos para improvisar. El presidente Trump y el Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, conocen la situación de Colombia, lo transcendental que es en estos momentos, tener un aliado comprometido, con la certeza que está preparado para gobernar, por ello el llamado es dejar de lado las mezquindades y decir Francisco Santos, presidente 2026-2030, tome usted las riendas. Es el mejor homenaje a la nación, a la democracia y a Miguel Uribe, que atraviesa crítico momento, del cuál hacemos fuerza para que supere. Lo principal, Francisco Santos, no es corrupto. Actuemos responsablemente. El palo no está para cucharas.



