Las desgarradoras palabras con las que familiares de Carlos Novoa rompieron el silencio en redes sociales revelan la dimensión humana detrás de otra noche de terror en Cartagena. Novoa fue asesinado a quemarropa en el barrio Olaya Herrera, sector La Magdalena, cuando dos sicarios en motocicleta se acercaron y uno de ellos le disparó sin pronunciar una sola palabra.
El joven murió en un centro asistencial mientras su familia y amigos revivían en minutos el dolor que cientos de hogares han atravesado en una ciudad donde la sangre no deja de correr.
Las cifras hablan con crudeza y duelen.
- 326 homicidios en lo corrido de 2025
- 23 asesinatos solo en septiembre
- 80 muertes violentas en el primer trimestre
- Más del 80% de crímenes cometidos con arma de fuego
- 96% de víctimas: hombres jóvenes
A pesar de esa realidad, la ciudad sigue enfrentando un patrón alarmante: El sicariato domina las calles. Las riñas se multiplican. Y la impunidad sigue siendo la regla. Cartagena no solo no mejora: se desangra en silencio.
El asesinato de Novoa se suma a una racha de terror:
- 29 homicidios en noviembre
- 18 cometidos por sicariato
- 7 por riñas o violencia interpersonal
- 4 en circunstancias por establecer
Entre ellos, el feminicidio de Beatriz Elena Suárez Martínez, de 43 años, asesinada en plena vía pública en el barrio La María. La ciudad está viviendo un patrón inquietante: asesinatos a plena luz del día, ataques en moto, y un aparato judicial que no responde a tiempo.
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Los habitantes de los barrios más golpeados sienten que están solos. La percepción generalizada es de abandono, improvisación y falta de resultados. La gente lo dice sin rodeos: “la Alcaldía prometió seguridad, pero lo único que llegó fue más miedo”.
Mientras la violencia escala, ciudadanos denuncian:
- Falta de presencia policial en zonas críticas
- Cero resultados en capturas por sicariatos recientes
- Procesos lentos que dejan libres a sospechosos
- Ninguna estrategia clara para enfrentar bandas armadas
Cartagena esperaba un alcalde que enfrentara la crisis y lo que tiene es una ciudad disparada en homicidios y un gobierno local incapaz de frenar la tragedia.
El asesinato de Carlos Novoa, como el de tantos otros, se suma a los casos cuyo rastro se pierde en expedientes que avanzan lento o nunca avanzan. Cada crimen sin resolver fortalece a los grupos criminales… y destruye a las familias. El mensaje que siente la ciudadanía es devastador: «En Cartagena matan y no pasa nada».
Mientras Cartagena suma 326 homicidios en lo corrido de 2025, el sentimiento es claro:
- Miedo en las calles
- Decepción con las autoridades
- Rabia por la falta de resultados
- Dolor por cada vida arrancada
El asesinato de Carlos Novoa no es un caso aislado: es otro nombre en una larga lista que Cartagena exige que se detenga ya.



