Hay tristeza en el panorama educativo sucreño por lo que es un hecho: la elección de Jhonny Avendaño, al parecer oscuro personaje, como rector de la Universidad de Sucre. Está decantado, pero sorprende la resignación de la población académica. Es impotencia lo que hay ante el inminente rector que seguramente jamás manejará la decencia educativa. Estaría dispuesto a todo, mientras la inoperancia institucional sale a relucir en su máximo esplendor.
¿Por qué votan por Jhonny Avendaño, conociéndose de antemano la «masacre» educativa que se avecinaría? Nadie maneja una arruga en su corazón, sino que planchan sus intereses de supervivencia. No hay nada más que importe. ¡Nada más! El espíritu de lucha se perdió, solo reina la indignidad camuflada de cualquier excusa para potencializar al posible victimario de la educación universitaria en Sucre. ¿Nada que hacer?
El presidente de la República, Gustavo Petro, puede actuar dependiendo si se entera y le da la gana. Si se tira a la larga, el presidente Petro haría que la educación de la universidad pase a ser de bolsillo del al parecer siniestro personaje. ¡Qué tristeza! Todo es permitido, todo vale.
La rebeldía universitaria es cosa del pasado, porque la mayoría de estudiantes y votantes en general saben perfectamente lo que va a pasar con la Universidad de Sucre, pero la supuesta complacencia que se da en época de elecciones es lo que cuenta, amén de la indigna frase «ese es el que va a ganar», jugando con la desvergüenza y quién sabe qué tipo de componendas.
En la universidad, los murmullos abundan, pero no se dejan ver la cara, ante el peligro inminente de sus cargos o molestias una vez esté el nuevo rector, lo que comprometería, si no lo apoyan, su permanencia en los puestos, por ende, el sustento de sus familias en muchos casos. Así funcionaría el asunto. Es tan puntual la guillotina con reloj suizo en mano, que no se arriesgan. La llama del ímpetu universitario en Sucre se apagó. Hoy las rodilleras están a la orden del día.
¿Puede y hará alguien alguna de esas maniobras legales, como una tutela, que incida al menos en aplazar las elecciones de rector en Unisucre? Con lo que suceda en esta elección, se estaría sembrando el destino de una «masacre» con la educación superior sucreña, de las más altas estrategias, donde desde ya se siente que el solo opinar sería «delito» en el estamento educativo.
Mientras la Asamblea de Sucre, la mayoría de sus diputados, se acuesten con la podredumbre de la conveniencia individual. ¡Qué asco! Sarna con gusto no pica, y si pica, no mortifica. Señores, si ustedes «siembran» a Jhonny Avendaño como rector de Unisucre, entonces prepárense para recoger la hiel administrativa de su cosecha. Después de ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga, como no valen en este artículo las cifras ni hechos de Jhonny Avendaño, estando cantado -cuál bingo- es el nuevo rector de Unisucre, a menos que al presidente Gustavo Petro se le dé en buena hora legalmente por intervenir las elecciones de Unisucre, que serían más que crónica de una muerte anunciada para nuestra amada universidad. ¿Lo hará?