Digan lo que les venga en gana, hay una realidad que espeluca la piel, se llama salvar vidas, destinos de vida, sin ser médico, mucho menos cura. Eso está pasando en Sincelejo. Los que nunca existieron, están existiendo de tú a tú. Chirretes, que los encasillan como desechables de la sociedad, diciendo que hacen «daño» por doquier. Causan menos daño que los hoy encorbatados de clubes que por décadas han venido desangrando al departamento de Sucre y Sincelejo.
Tienen las manos más limpias los chirretes que los avezados bebedores de whisky, quienes pretenden dárselas de grandes señores. No demeritando el trabajo, se les olvidó a muchos de ellos que incluso sus ancestros llegaron con telas en los hombros, de puerta en puerta, cuál carreteros de hoy día. Ahora no pisan el suelo, siendo esos los verdaderos chirretes vampiros solitarios de la comunidad. Para esos «dones» vender pasteles es de chirretes, pero desfalcar para sus ansias y palacios no es chirreteada…nooo, esos son «negocios». ¡Descarados!
Tenemos de «estandartes» de la política sucreña al otrora NN Luis Alfonso Álvarez, que no tiene nada que mostrar a Sucre más que adquisiciones personales de rápida consecución a la sombra de los sin temor de Dios, en binomio con el bobote Jorge Pérez, maltratador de la periodista María Bustamante de El Heraldo, súmenle a Andrés Gómez Martínez que en el 2023 estuvo sentado en el pódium de la Torre y Miranda.
Ese año hubo contratación en la alcaldía de Sincelejo concepto prestación de servicios con 2.761 contratos, por valor de $22.737.583.133 (veinte y dos mil setecientos treinta y siete millones, quinientos ochenta y tres mil ciento treinta y tres pesos m/cte), para quien los jóvenes de paz nunca existieron, como tampoco para Héctor Olimpo «Iscariote» Espinosa, menos para la parrandera presupuestal «la ilegítima» gobernadora de Sucre, Lucy García Montes, sin dejar de lado al empresario de casetas bailables – en eso sí bueno- Jacobo Quessep- ni que decir del papayo.

Colocando punto aparte, «no hay cosa que una más que el perico y el delito»-Entre tanto al que critican de despilfarro, en 2024 su contratación prestaciones de servicios fue de $4.891.253.226 Cuatro mil ochocientos noventa y un millones, doscientos cincuenta y tres mil doscientos veinte y seis pesos, correspondientes a 501 contratos. Las cifras hablan.
En Sincelejo, en Sucre, nadie ha construido tejido social como hoy pasa en la capital sucreña. ¡Es tejido social, estúpidos! Valioso legado al extremo que quienes nunca hicieron nada, no tienen neuronas para comprender lo que ocurre y sus gafas de cuero son impermeables a sus ojos putrefactos, egoístas, mezquinos. Si por ellos fuera, no existiese jóvenes de paz, sino las «comisiones» de cucarachas solitarias, cuál cada quien con lo suyo. Jóvenes de paz ha introducido cambios estructurales en la vida de unos 1490 jovenes en Sincelejo, con el propósito de ser cada día mejores seres humanos.
- También puede leer: OPINIÓN | Andrés Gómez, la alcaldía de la muerte; Yahir Acuña, la de la vida
Los logros bendecidos de Samir, Poncho, Alex, Solito, Chachá, quienes han encontrado oportunidades de vida digna, donde antes comían de la basura, justifica lo positivo que hace que pase en Sincelejo. Se realiza un trabajo exquisito, abismalmente rápido. Ese solo hecho amerita la llegada de la actual primera autoridad. Les guste o no, esa construcción de tejido social con proyección internacional, tiene nombre propio, Yahir Fernando Acuña Cardales, alcalde de Sincelejo.



