El testimonio del coronel (r) Federico García Ramos desde Kiev reabre el debate sobre el abandono estatal a los veteranos colombianos que terminan combatiendo en guerras extranjeras.
En los últimos días, un video difundido desde Kiev, Ucrania, ha despertado una profunda reflexión nacional. En él, el coronel Federico García Ramos, oficial retirado del Ejército Nacional de Colombia, lanza un llamado urgente al presidente de la República, al comandante general de las Fuerzas Militares y a los altos mandos del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía Nacional.
Su mensaje es contundente: hay militares y policías colombianos combatiendo en guerras que no son suyas, arriesgando la vida en territorios extranjeros mientras su país los olvida.
Desde una plaza en Kiev ondea la bandera de Colombia junto a las de otras naciones. Allí reposan las fotografías de soldados y policías colombianos caídos en la guerra entre Rusia y Ucrania. Hombres que alguna vez vistieron el uniforme de la patria y que hoy son recordados en una tierra ajena, convertidos en guerreros por necesidad más que por convicción.
Este fenómeno —el de exmilitares colombianos participando en conflictos internacionales— no es nuevo, pero sí cada vez más alarmante. En Oriente Medio, África y Europa del Este, el soldado colombiano es reconocido por su disciplina y experiencia. Sin embargo, detrás de ese prestigio se esconde una verdad dolorosa: la falta de oportunidades en su propio país.
El coronel García fue claro: “Estos hombres no pelean por capricho ni por ideología; lo hacen por necesidad”.
Muchos de ellos viven en el olvido institucional, sin empleo, sin apoyo y sin políticas efectivas de reintegración tras su retiro.
Aunque la Ley 1979 de 2019 reconoce al veterano como sujeto de especial protección, en la práctica son miles los que enfrentan precariedad, falta de atención médica y abandono estatal. Cuando el uniforme se guarda en el armario, para muchos, la patria también los guarda en el olvido.
El caso de los colombianos en Ucrania refleja un problema militar, social, económico y jurídico:
- Social, porque evidencia la fractura entre el Estado y quienes juraron defenderlo.
- Económico, porque hombres con formación militar de élite se ven obligados a vender sus servicios en el extranjero.
- Jurídico, porque la legislación no contempla las implicaciones de que ciudadanos colombianos participen en guerras ajenas, exponiéndolos a sanciones y a un limbo legal.
El coronel García viajó hasta Kiev para comprobar esta realidad. Allí encontró a compatriotas que hoy combaten en trincheras ajenas, motivados más por la desesperación que por la ambición. En su recorrido, documentó un espacio de memoria donde flamea la bandera tricolor en homenaje a quienes murieron buscando una oportunidad que Colombia les negó.
El soldado colombiano es valorado en el mundo por su disciplina y temple. Pero, ¿Qué dice de nuestra nación que sus héroes deban ofrecer su vida en tierras lejanas para sobrevivir? ¿Qué clase de país permite que sus guardianes se conviertan en mercenarios por necesidad?
Mientras en Colombia abundan los homenajes y discursos, la realidad es otra: miles de veteranos enfrentan pobreza, problemas de salud mental y desarraigo. Las leyes existen, pero sin presupuesto ni voluntad política, se vuelven letra muerta.
- La patria que olvida a sus defensores
Resulta doloroso ver que quienes protegieron la soberanía nacional terminen defendiendo la de otros países.
El llamado del coronel García no puede quedar en palabras: se necesitan acciones concretas, una política pública sólida del veterano, inversión real y oportunidades laborales efectivas. Colombia no puede seguir formando soldados para que terminen buscando guerra donde haya paga. El veterano no pide caridad, sino justicia; no busca compasión, sino reconocimiento.
Desde los frentes de Ucrania, esos soldados colombianos representan el reflejo más doloroso del abandono estatal. Son el recordatorio de una deuda moral que la nación aún no ha saldado. No se fueron por gusto, se fueron porque en su tierra no hallaron futuro.
El coronel García, al poner voz y rostro a esta tragedia, nos obliga a mirar una verdad incómoda: la patria está olvidando a sus defensores. Y mientras eso ocurra, seguirán ondeando banderas colombianas en cementerios extranjeros, recordándonos que la guerra no siempre es el enemigo… A veces, es la indiferencia.