La mañana de este 24 de noviembre estremeció al país. El general en retiro Rodolfo Palomino López, quien llegó a dirigir la Policía Nacional, fue capturado tras entregarse voluntariamente en las instalaciones de CESPO, en Bogotá, después de que la Corte Suprema de Justicia emitiera orden de captura en su contra.
La Sala Especial de Primera Instancia lo condenó a 7 años y 1 día de prisión por tráfico de influencias, al comprobar que en 2014 presionó a una fiscal para evitar la captura del empresario Luis Gonzalo Gallo Restrepo, investigado por despojo de tierras en Urabá.
Pasadas las primeras horas del día, Palomino llegó al Centro de Estudios Superiores de la Policía (CESPO). Allí, funcionarios de la Fiscalía formalizaron la captura ordenada por la Corte.
La decisión se produjo tras verificar que el entonces director de la Policía ejerció presión indebida sobre la fiscal especializada Sonia Lucero Velásquez, quien grabó la conversación en la que Palomino pedía el “favor” de suspender la captura de Gallo.
En el audio revelado durante el juicio, Palomino aseguró que el empresario era “amigo personal de Pastrana y del presidente del Banco Mundial”, argumento que la Corte consideró un uso indebido de su cargo para influenciar el proceso. La Corte fue contundente: “Atentó contra el Estado que representaba y defraudó la administración pública”.
El fallo no fue unánime. El magistrado ponente Jorge Emilio Caldas salvó voto y cuestionó la captura inmediata, alegando que:
- Palomino ya no es funcionario público.
- No tiene antecedentes recientes.
- Tiene arraigo familiar.
- No representa riesgo de fuga.
Según Caldas, imponer captura inmediata por “gravedad del hecho” crea una subregla peligrosa que permitiría detenciones anticipadas en la mayoría de casos penales.
El general (r) ha asegurado que la reunión sí existió, pero que fue malinterpretada, pues —según dijo— buscaba “participar en la operación”, no frenar la orden de captura. La Corte, sin embargo, consideró que la explicación no desvirtúa la intención de influir indebidamente en una funcionaria judicial.
El nombre de Rodolfo Bautista Palomino López, alguna vez símbolo de la Policía Nacional, queda ahora marcado por una condena que lo señala por intentar torcer la justicia. Su captura marca uno de los episodios judiciales más sonoros de los últimos años, dejando claro que ni el máximo jefe de la Policía está por encima de la ley.



