El pueblo atenienses descubrió una fórmula para tomar decisiones de interés general con la participación de todos o al menos de la gran mayoría y de manera conjunta, quien aspiraba a gobernar a su Nación colocaba a consideración sus propuestas al pueblo y estos a su vez, elegían libremente por cual se inclinaban votaban, a eso le llamaron Democracia, la primera vez que el mundo la conoció, fue en la obra literaria La República del filósofo griego, platón, en el siglo V, A.C, la filosofía política de este escritor es considerada el medio para hacer a los hombres más virtuosos, de manera que La República, es la educación para los hombres, por ello La Republica Platónica es una obra de formación humana.
Guardo la esperanza que más de uno de los candidatos la haya leído o al menos siquiera saber quién es Platón, porque si aspiran a administrar un departamento, municipio o distrito, lo mínimo que deben saber es que según la constitución política de 1991 somos una República, además de eso un Estado Social y Democrático de Derecho.
Lo recalco con énfasis porque tal parece que lo olvidamos en el tiempo de elecciones, y poca o ninguna importancia se le da a la esencia de la democracia, que es colocar a consideración del pueblo las propuestas de los candidatos y más aún debatirlas.
Los cartageneros desconocemos las propuestas de los distintos candidatos a la alcaldía o a la gobernación, si usted le pregunta a un ciudadano de los que integran los comités de aplausos o festejos de los distintos candidatos, esos que asisten a las caravanas y van arengando por tal o cual candidato, les aseguro que no saben cuál es la propuesta bandera de su candidato, sin embargo le re juran que es el mejor, ¿y por qué es el mejor? Preguntara usted ¡No sé! pero, es el mejor, será su vaga respuesta.
En Cartagena, el mejor candidato es el que más camionetas 4 puertas tenga en sus caravanas, el que más muchachas bonitas estén es sus reuniones, el que más gaste en publicidad, quien de los mejores refrigerios o en el peor de los casos, va a depender cuál de los financistas políticos reconocidos, este detrás de ellos, tal parece que esa es la clave atractiva al pueblo, porque están seguros que detrás de ellos está el billete y como abeja al panal, detrás del billete están los llamados “puya ojos” que hacen bulto y de paso generan falsas expectativas al elector desprevenido.
¿y de las propuestas que? No sabemos cuáles son las mejores, porque no han sido, por lo menos hasta ahora, presentadas ni debatidas, porque de que tienen propuestas es más que obvio que las tienen, pero, ¿cuáles son las mejores?, o ¿cuáles son las que mayor interés despiertan en el pueblo?
Como esta ha sido la práctica de la política que ha hecho carrera en Cartagena, los candidatos no presentan nada nuevo, siempre con los mismos caballitos de batalla que no son más que discursos veintejulieros mal echados, porque hasta en eso han perdido la gracia, como ya saben que acá todo se mueve cuando aparece el “man del maletín”, poco o nada se han preparado para convencer al pueblo con buenas propuestas, se convierten en anunciadores y predictores de lo ya sucedido o vendedores de lo imposible, tal es el caso que he escuchado a alguno decir ¡vamos acabar con la pobreza en Cartagena! ya en elecciones anteriores otros candidatos también habían prometido lo mismo, sin embargo no cumplieron, porque de hacerlo, no lo estuviesen repitiendo ahora, pero, se ha convertido en una muletilla electoral que es reiteradamente utilizada y jamás cumplida, simple y llanamente porque el pueblo no se ha acostumbrado a escuchar propuestas y si las escucha, nunca las confronta con otras que analicen la misma problemática planteada, pero, desde otras perspectivas.
Nuestros candidatos en cada campaña prometen lo mismo, lo que cambia es el personaje y no la situación que dicen querer acabar, es decir porque la mazamorra cambie de recipiente no deja de llamarse mazamorra, prometen lo mismo, pero, nunca cumplen porque olvidan su compromiso o en el peor de los casos porque no saben cómo cumplir, les resulta fácil tirar líneas donde vendan ilusiones y falsas promesas porque saben que somos un pueblo de una memoria a corto plazo y más aún porque saben que no tenemos la costumbre de votar por planes de gobierno y propuestas serias sino por quien más opulencia se le vea en su campaña.
Pero, para ser completamente objetivos, como ciudadanos también hacemos un gran aporte para que eso pase elección tras elección, mientras en ciudades donde a sus ciudadanos les interesa más el progreso y el desarrollo más que el estado de conformismo y la pobreza, son más selectivos a la hora de votar y exigen debates donde los distintos candidatos a los distintos cargos unipersonales pongan a consideración del elector sus planes y programas de gobierno.
En Cartagena donde se asigna el segundo presupuesto más grande después del de Bogotá, y uno de los 5 departamentos que reciben regalías de forma directa, cuenta con una superficie de 25.978 km2 lo que representa el 2.28 % del territorio nacional, donde está en juego la vida de 3 millones de habitantes, nos acostumbramos a votar sin saber por qué o mejor sin saber que estamos votando, los bolivarenses estamos en la obligación cívica y moral para con nuestras familias y nosotros mismos, exigir que los candidatos, hagan propuestas serias y logrables.
Una de las deficiencias de la administración pública colombiana, es que en nuestro país no hay políticas ni proyectos de estado, los hay de gobierno mas no de estado, es por eso, lo que para un gobierno es un proyecto viable, para el siguiente gobierno no lo es, por distintos factores, los cuales no propiamente son los más objetivos o de mayor conveniencia, en definitiva un elector que no vote por propuestas serias, alcanzables y bien estructuradas, sino que se deje obnubilar por el carnaval electorero que se estila actualmente, es tan responsable de la suerte de su departamento y en particular de su municipio o distrito tanto como el que vende su conciencia por un plato de lentejas.