La humanidad corre a toda marcha para inventar, producir y comercializar la vacuna contra el virus Covid-19; cada país adscrito en los Tratados Internacionales, como regula el PCT sigla en inglés, en nuestro idioma significa “Tratado de Cooperación en materia de Patentes”, donde hacemos parte, junto con 152 países, nos faculte recibir o inventar vacunas, ojalá pronto.
Patentar inventos en Colombia, es complejo. Se requiere exigencia investigativa, dinero, paciencia, persistencia, equivocaciones, largo tiempo, debiéndose someter el solicitante a trámites rigurosos ordenados por el gobierno nacional mediante la Superintendencia de Industria y Comercio, ejecutando controles y vigilancias obteniendo finalmente exitosa aprobación.
Son inexistentes reportes claros y manifestaciones oficiales por parte de los investigadores e interesados de inventar vacuna la Covid-19, solo sabemos que el gobierno nacional, espera que Estados Unidos logre por fin contar con vacunas idóneas y así comenzar a adquirirlas en beneficio de enfermos y a futuro mitigar impactos destructores propiciados por este virus que nos tiene nerviosos, en alto riesgo de colapsar la economía nacional, emergiendo avivatos de la situación y otro tanto, luchando por sobrevivir.
Rechazar vacuna de Rusia, de parte del Estado colombiano, sea un error diplomático o no, cierra puertas, quedamos más expuestos para seguir evitando con zozobra enfermar por la peste.
Entre numerosas opciones farmacéuticas tengamos, mejor para una sociedad altamente vulnerable por el abandono estatal respecto de una población que no dejó de trabajar para ganarse el sustento diario, nunca tuvieron alivios económicos, confrontando el problema optaron por utilizar remedios caseros muy efectivos de sanarse continuando sus vidas, quizás, les resulta más eficiente sus vacunas inventadas que no pasan por controles del Estado patentador, a la vieja usanza se están salvando.
Como todo, asumir riesgos es de valientes, se toman sus bebidos, muchos se protegen, otros mueren en el intento o empeoran, la creatividad de nuestros connacionales es limitada, si el Estado no proporciona la vacuna, médicos y pacientes buscarán sanarse como sea, eso no es delito, es instinto de sobrevivencia.
Se han decretado medidas preventivas estrictas de confinamiento, toques de quedas prolongados, asfixiando la economía doméstica, el bolsillo de vulnerables, casos vendedores informales, trabajadores independientes, aunque la tragedia ha alcanzado también a los grandes empresarios debido a sus millonarias inversiones, con el fin de fortalecer sistema de salud, en duda, viéndose perjudicados, aguantando el chaparrón, hasta producirse la quiebra y liquidación definitiva de sus empresas de años de existencia. Triste drama.
Todos estamos saliendo afectados, pero sin vacilación, bancos, servicios funerarios, empresas prestadoras de salud, salen punteando en ganancias económicas con la calamidad, no tuvo control el sector financiero, hicieron lo que quisieron, siguen haciéndolo, tocó al mejor estilo del diluvio, “Sálvese quien pueda”. Aún el antídoto se desconoce.
¿Cuánto durará la pandemia? Es impredecible. Hasta tanto no aparezca vacuna eficaz nacional o extranjera que trate o extinga el virus, viviremos los próximos años con pesadillas.
En cuanto a nuestra legislación, su rigurosidad, reduce aspiraciones del solicitante inventor nacional para patentar su novedad, conforme a los parámetros establecidos en la Sentencia matriz C-334 de 1993, que interpreta el artículo 61 constitucional. Esperamos con ansias la extranjera, mientras, inventos caseros son tomados silenciosamente.
Hoy, con cualquier maluquera, tomamos lo primero recomendado. Delicado, pero toca. Salud.