El abogado William Jorge Dau Chamat ha sido la más grande estafa de la historia reciente de Cartagena de Indias. Maestro del escándalo, la vulgaridad, la calumnia y la injuria, deslenguado ataca por igual a malos y buenos, convirtiéndose en el Torquemada, Catón de una moral que está muy lejos de representar.
Su rabo de paja es inmenso. Fue abogado de la familia Araujo, dueños del partido ultraderechista neofascista Centro Democrático en Bolívar.
En los años 90 recibió acciones de Aguas de Cartagena para retirar la demanda que le tenía colocada a esta empresa en el Banco Mundial. Mintió y ocultó la existencia de estas acciones en su campaña a la Alcaldía y solo lo admitió, porque lo obligaron, después de las elecciones. Actualmente afronta una demanda de nulidad de su elección.
Hizo un montaje y se fingió perseguido para pedir asilo como exiliado en peligro de muerte en Estados Unidos con el único objetivo de tener permiso de trabajo y laborar en Wall Street, dónde ascendió rápidamente hasta convertirse en vicepresidente del fondo buitre Blackstone, dedicado a despojar de sus casas a personas en apuros económicos. Tienes que ser muy ruin, miserable y tener el corazón agusanado para hacer eso, y William Dau es malo, muy malo.
Hace cinco años empezó desde su cómoda y lujosa vida en Estados Unidos a crear grupos de Facebook y con insultos y ataques virulentos a los poderosos de Cartagena de Indias, a los que llamó “malandrines”, llamó la atención de la opinión pública y el siguiente paso fue manipular como titiritero con control remoto a adolescentes cuyas vidas exponía ¡Pero a sus hijos y nietos no! Sus hijos han permanecido siempre a buen resguardo en sus lujosos palacios, que fácil es jugar con la vida de los hijos ajenos.
Dau Chamatt, nació rico y se hizo millonario gracias a su perversa inteligencia, capacidad de manipulación y sagacidad, estudió su primaria y bachillerato en el George Washington, donde estudia la élite de la ciudad y después derecho en la Universidad del Rosario, donde estudia la élite nacional, tiene propiedades millonarias en Bocagrande, Castillo y Centro Histórico, así como en USA y Europa, pero se fingió ante el electorado como un pobre viejito desvalido que no tenía ni para las fotocopias y que se estaba gastando los ahorros de su vejez salvando a Cartagena, como quien dice le salimos a deber pues.
A ocho meses de haberse posesionado es sin duda el peor alcalde de la historia política de Cartagena de Indias. Pues fue el que más expectativas género y el que más rápido decepcionó.
No dio ayudas humanitarias para la pandemia por Covid, entregó mercados por una vez y pare de contar y la empresa que contrató para el manejo de los mercados solo tenía experiencia en la compra y venta de plásticos.
Su actitud hacia los necesitados siempre fue de burla, crueldad, indiferencia e indolencia. A todos los que salieron a pedir ayudas por la pandemia los molió a físico palo con el Esmad y hasta los llevaron a prisión. Pero cuando sus amigos y socios del Centro Democrático, los mismos que al final del camino lo ayudaron para hacerlo Alcalde, hicieron una convocatoria pública para defender a Uribe, retando la pandemia y contraviniendo todos los protocolos, William Dau Chamat, les envío a la Policía, pero no para apresarlos ni golpearlos, sino para escoltarlos.
En una reunión con los representantes de los vendedores ambulantes que suplicaban ayuda dijo «Dejen el drama, ustedes están acostumbrados a pasar hambre».
En cambio, es el abogado defensor de los malandrines: No cerró, ni cerrará los peajes internos, que pertenecen a Julio Gerlein como prometió en campaña, que ni contrato tienen para funcionar, solo falta un Alcalde independiente y con cojones que los cierre.
Se niega a demoler el ilegal Edificio Aquarela, como prometió en campaña, enfrentándose por esto al propio Procurador General Fernando Carrillo, a quien le hace pataletas vergonzosas, reta y ofende vulgarmente, esgrimiendo los mismos argumentos de la defensa de los dueños de la corrupta estructura que pone en riesgo incluso el rotulo que ostenta la ciudad como patrimonio de la humanidad.
No contento con esto, le renovó el contrato de basura al Turco Hilsaca, su entrecomillas archienemigo, el que en campaña utilizó como el caballo de batalla que juró destruir, le renovó el contrato de la ESE a Karen Cure, el contrato de alumbrado público a William Murra, socio de Dayra Galvis, ex abogada de la empresaria Enilse López conocida ampliamente como “La gata”.
Le entregó completico el Dadis a testaferros de la misma Gata. Le entregó la gerencia de esta entidad a la misma persona que quebró la ESE Magangué en beneficio de “La Gata”.
La contraloría abrió juicio fiscal al director de Corvivienda nombrado por William Dau y también está empapelado su candidato a Contralor Distrital.
Para los que no conocen a William Dau, su único punto de gobierno era luchar contra la corrupción y sacar del gobierno precisamente a la gente con la que ahora gobierna. Un vil y estratégico engaño.
Su racismo y clasismo están fuera de toda duda, tiene una demanda penal instaurada en la Fiscalía General de la Nación por «hostigamiento por motivos de raza» instaurada en la Fiscalía 34 de Bogotá, radicado 1100-2018-42258, y en plena posesión delante de todos se burló del dialecto palenquero de la líder afro Kairen Gutiérrez. Por mucho menos que eso, la misma Kairen organizó marchas que paralizaron la ciudad. ¡Ay Kairen! ¡Te vendiste! ¡Cómo cambia el poder a las personas!
Su clasismo se evidenció en la farsa de las entrevistas para proveer los cargos, lo primero que les preguntó de mala manera a los aspirantes fue: ¿De qué barrio eres? ¿Quiénes son tus padres? Para ubicar su nivel social y pedigree.
Otra de sus farsas fue la promesa de contratar una oficina caza talento para proveer los cargos. Esa oficina jamás fue contratada. Los cargos fueron ocupados por la más sucia y oscura politiquería, 7000 cartageneros estafados enviaron hoja de vida ilusionados por la falsa promesa de meritocracia.
Conozco a una profesional cartagenera que estudió un doctorado en París, se presentó para el cargo de la Secretaria de Participación Ciudadana, pero prefirieron dársela a Armando Córdoba, un amateur sin posgrado ni especialización ni experiencia, ni trabajo social de base, cuyos únicos argumentos son: Soy pobre y soy negro. Los mismos argumentos de Cinthya. Nos acusan de racismos a los que cuestionamos estas designaciones, pero eso se cae ante la realidad de que hay decenas de miles de negros en Cartagena, más preparados que un yogurt, que merecerían con creces ocupar esos cargos que Armando y Cinthya ostentan por físico oportunismo y politiquería barata.
Se había comprometido en campaña con los artistas locales a entregarle a la activista Alexa Cuesta la dirección del IPCC, y finalmente no lo hizo porque esa dependencia había que dársela a los «blanquitos» de la ciudad.
Curiosamente, a ningún medio de comunicación le importa por qué William Dau no tiene pareja pese a ser millonario, se los diré, es verdad sabida en Cartagena: Porque a todas sus mujeres las levanto a golpes y patadas, y a todo maltrató mental, psíquica y emocionalmente. Muy raro que nadie diga en público lo que todos sabemos.
Hablemos de Cinthya Amador, “La Primera Dama”.
No tengo nada personal contra Cinthya, una mujer sin preparación y experiencia que antes de conocer a Dau, trabajaba como empleada doméstica y vendiendo revistas, «La Cenicienta moderna», sino hubiera tanta podredumbre detrás hasta yo me emocionará con su ascenso y progreso.
Tramposamente falsificó el título de técnica para intentar justificar el sueldo de 7 millones de pesos mensuales, pese a que no dijo dos frases inteligentes en toda la campaña, y que lo único que hizo fue hacer el oso, el propio Dau, quedaba siempre como un imbécil y un ignorante en los debates. Y lo digo con autoridad porque fui a todos. Y no tengo nada contra Cinthya porque ella no es el problema. Ella está siendo usada como títere, como la máscara que cubre el verdadero rostro de maldad del alcalde. Mientras William Dau la usa para fingir un humanismo que está muy lejos de sentir, le está entregando las grandes multibillonarias concesiones de la ciudad al uribismo.
El senador Fernando Araujo acaba de conseguir que el presidente de Colombia Iván Duque, firme una ley por la cual el Distrito de Cartagena de Indias tendrá un gerente que será quien administre la ejecución de las grandes obras de infraestructura para supuestamente superar la pobreza, es decir ellos los Araujo administraran esos billones. En otras palabras, el alcalde de Cartagena estará de protocolo no más y las grandes inversiones las harán y decidirán los Araujo. Y Dau callado y los medios callados y los otrora heroicos activistas sobornados con migajas.
Y lo más triste de este desastre, es que los grandes activistas que hicieron historia en la ciudad como Rafael Escallón, Alexa Cuesta, Javier Julio Bejarano, Paola Planeta, Kairen Gutiérrez, arrodillados, aconductados, domesticados con correa y bozal.
¿Quién le iba a decir a mi amigo David Alfonso Múnera Cavadía, directivo del Polo, sería secretario de gobierno de la más uribista de las alcaldías? Ya el pueblo no lo ve como un buen referente.
No podía faltarme en el rosario de infamias de quien es ya conocido como #DauBufon y como #DauAntibacterial, por el sobrecosto increíble en la sobre facturación de detergentes para tratar la pandemia, la entrega al uribismo de nuestras murallas y baluartes. Y la inolvidable escena de David Múnera, llamando “ridículos» a los artistas que protestaban por el despojo de nuestro patrimonio histórico frente al Palacio de la Aduana.
Los activistas alternativos y socialistas le vendieron y empeñaron el alma a este mal gobierno uribista que, con piel de oveja y alma de lobo depredador, llegó a acabar con lo poco que teníamos de ciudad digna.
Soy consciente que decir estas verdades no cambiará las cosas pues hay personas que aún engañadas y de muy buena fe siguen creyendo que Dau salvará a Cartagena, pero cuando despierten y quieran reaccionar recibirán una abundante dosis de golpes y gases lacrimógenos del Esmad.
Además del bullying despiadado y los ataques cibernéticos de las bodegas comandadas por Lidys Ramírez y Armando Córdoba. Mi cuenta personal fue denunciada miles de veces hasta que Facebook la eliminó. Dan lastima, Son unos pobres diablos.
La única pregunta que queda es: ¿Cómo salvaremos a Cartagena de la maldad de William Dau y sus secuaces?