La ecorregión de La Mojana, y la refiero así, porque no se puede analizar la problemática separándola como se hace políticamente: subregión de La Mojana y subregión del San Jorge, porque ambientalmente tienen más coincidencias que divergencias. Rica en humedales, se ubica en la parte baja de las cuencas de los ríos Magdalena, Cauca y San Jorge, con un área de 500 mil hectáreas de las cuales 72% están en el departamento de Sucre. Recibe el agua que vienen a través de sus ríos, desde los valles interandinos, los que a su vez la reciben de las cadenas montañosas de los Andes colombianos. En pocas palabras, allí llega buena parte de las escorrentías que se colectan mayoritariamente en la cuenca Magdalena-Cauca que es de 257.440 km2, amén de las del San Jorge.
Inmenso volumen de agua concentrado en las épocas de lluvias, las cuales son de mayor precipitación y mayor duración hacia el sur del país, en donde además inician primero. Como fenómeno temporal La Mojana comienza su llenada cuando aún no ha llovido en su zona inmediata y a medida que avanza el periodo de precipitaciones los cauces y ciénagas de desbordan ocasionando cada año una tragedia social, que se repite invariablemente año tras año.
Lo primero que debemos plantear es que la cuenca Magdalena – Cauca ocupa un territorio correspondiente al 24% de la superficie del país, donde habita el 80% de nuestra población total, además allí se llevan a cabo el 85% de las actividades económicas de Colombia. La porción Andina que hace parte de este territorio, acusa muy serios problemas ambientales que impactan como externalidades negativas a La Mojana y hacen que las inundaciones sean cada vez más fuertes y más catastróficas.
Recibimos enormes volúmenes de agua y no de buena calidad, pero los problemas ambientales puntuales son nuestros y es a nosotros a quienes nos toca padecerlos. Si bien, hay causas de nuestra tragedia que vienen de aguas arriba, no son menos importantes las que suceden aguas abajo y que complementan un panorama nada halagüeño. Internamente hay serios problemas, tales como: desecación de ciénagas y pantanos, desviación de cauces, tala y pérdida de diversidad biológica, sobrexplotación de recursos faunísticos y pesqueros, sobrepastoreo, contaminación con metales pesados y pobreza, entre otros más, públicos y notorios.
Sabemos que nuestra situación ambiental en La Mojana es crítica y se agrava con los impactos a que nos someten desde aguas arriba. Debería existir una compensación que nos permitiera atender la problemática y poder llevar a cabo las obras o acciones para evitar que cada año tengamos esta tragedia, la misma fatalidad repetida. Este exceso de agua, como cualquier exceso es lesivo, siempre se ha dicho que la abundancia mal repartida es nociva. La sumatoria de los impactos negativos provenientes de aguas arriba más los de aguas abajo, configuran una catástrofe iterativa que requiere soluciones reales. De La Mojana ya hay suficientes estudios… solo faltan las acciones.