Tras siete años de proceso judicial, el Tribunal del Magdalena condenó en las ultimas horas a la Iglesia Pentecostal a pagar más de $25.000 millones por la tragedia que enlutó al país en el 2014, cuando murieron calcinados 33 niños que viajaban en bus con fallas mecánicas.
La responsabilidad del fallecimiento de los menores recayó sobre la congregación religiosa, que deberá indemnizar con la millonaria cifra a los familiares de las víctimas.
“Esto con el agravante de que se trataba de un transporte de niños, que muchos de ellos escasamente alcanzaban los 5 años de edad, lo que requería un especial cuidado en su custodia, medidas que evidentemente no se atendieron. De allí que se deba ordenar la reparación de los perjuicios materiales y morales que se causaron en este hecho tan lamentable”, dice la sentencia del Tribunal.
El bus estalló en llamas a causa de las precarias condiciones mecánicas en las que se encontraba. Los menores regresaban de participar de una clase religiosa en la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia con sede en el municipio de Fundación.
En la investigación se pudo establecer que el sistema de llenado de gasolina del bus no funcionaba y por esta razón los responsables del automotor le habían hecho varias modificaciones artesanales, convirtiéndolo en una bomba de tiempo.