En las últimas horas, Cartagena de Indias ha sido testigo de tres actos criminales que han dejado un saldo devastador: tres personas muertas. Estos hechos atroces, ocurridos en los barrios Escallón Villa, Arroz Barato y Ceballos, comienzan a cuestionar el llamado “Plan Titán 24”, la propuesta del alcalde Dumek Turbay para combatir la violencia en la ciudad y a la cual se le han invertido millonarios recursos.
El primero de los hechos tuvo lugar en el barrio Escallón Villa, donde José Gabriel Silva Bustos, de 43 años, fue atacado a tiros por un sicario motorizado. A pesar de los esfuerzos por salvarlo, murió por la gravedad de las heridas en el Hospital Universitario del Caribe. Testigos relatan que el ataque fue repentino y sin motivo aparente, dejando consternada a la comunidad.
En el barrio Arroz Barato, la violencia se cobró otra vida. Jhon Raveles Marimón, de 30 años, fue asesinado a tiros mientras se encontraba en la vía pública. El hecho deja en evidencia la vulnerabilidad de los ciudadanos frente a la creciente ola de criminalidad que azota la ciudad.
El tercer suceso tuvo lugar en el barrio Ceballos, donde un sicario irrumpió en un establecimiento público y disparó indiscriminadamente, hiriendo mortalmente a Javier Germán Mogrovejo Meza, de 39 años. El impacto de la violencia se hace aún más palpable al saber que la víctima no era el objetivo inicial del ataque.
Van 85 muertos por acciones sicariales este año, estos crímenes, que enlutan a familias enteras, son solo la punta del iceberg de la crisis de seguridad que enfrenta la capital de Bolívar. A pesar de los esfuerzos y promesas del alcalde Dumek Turbay, el llamado “Plan Titán 24” no ha logrado contener la ola de violencia que azota la ciudad. La falta de resultados tangibles plantea serias dudas sobre la eficacia y el enfoque de las políticas de seguridad implementadas hasta el momento.
Mientras las autoridades continúan investigando estos trágicos sucesos, la comunidad cartagenera clama por medidas efectivas y un cambio real en la lucha contra el crimen. La vida de cada ciudadano cuenta, y es responsabilidad de las autoridades garantizar su seguridad y bienestar.
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En medio del dolor y la indignación, surge la urgente necesidad de replantear estrategias y redoblar esfuerzos para poner fin a esta espiral de violencia que amenaza la tranquilidad de Cartagena.