En un momento histórico para el Partido Conservador, la senadora bolivarense Nadia Blel se ha convertido en la primera mujer en asumir la presidencia del partido en sus 174 años de existencia. En su primer discurso como líder de la colectividad, dejó clara su postura en temas cruciales que definirán el futuro político del país.
Fue contundente en su rechazo a la Asamblea Constituyente y a cualquier intento de reelección presidencial. «No vamos a acompañar ni la Asamblea Constituyente, no apoyaremos la reelección», afirmó.
Su posición refleja un firme compromiso con la defensa de la Constitución y la democracia colombiana, y una clara oposición a cualquier medida que pueda poner en riesgo la estabilidad institucional del país.
La nueva presidenta subrayó que la prohibición de la reelección es una ley que el Partido Conservador ha defendido con vehemencia. «Ha sido una bandera, es una ley la prohibición de la reelección, ni fast track ni ningún otro mecanismo que no dé las garantías».
Con estas palabras, Blel reafirma la postura conservadora de mantener los límites al poder presidencial como un pilar fundamental para la preservación de la democracia. También se comprometió a mantener la independencia del Partido Conservador en el Congreso de la República. «Defenderé la independencia, sustentaré con argumentos y responsabilidad nuestra postura en el Congreso de la República», aseguró.
Reconociendo las diferencias internas, hizo un llamado a la unidad dentro del partido. «Agradezco a las directivas del Partido Conservador y hago un llamado a que estemos más allá de nuestras diferencias».
La elección de Blel se dio en una reunión del partido en Cartagena de Indias, donde también se eligió al diputado Juan Cárdenas como vicepresidente. Este cambio en la dirección del Partido Conservador simboliza una renovación y una apertura hacia una mayor inclusión y diversidad en su liderazgo.
El liderazgo de Nadia Blel llega en un momento crítico para la política colombiana. Su postura firme contra la reelección y la Asamblea Constituyente marca una línea clara de defensa de la democracia y de los principios constitucionales. Además, su compromiso con la independencia y la unidad dentro del Partido puede fortalecer la posición del Partido Conservador como un actor clave en el escenario político nacional.