En una semana que pareciera sacada de una superproducción de acción, la Armada de Colombia asestó uno de los golpes más contundentes del año contra las redes de narcotráfico que operan en el Pacífico. Más de siete toneladas de estupefacientes fueron incautadas en tres operaciones paralelas que combinaron inteligencia, acción táctica y una persecución marítima propia de una película. El resultado: más de 223 millones de dólares que no entraron a las arcas criminales.
La ofensiva comenzó cuando Inteligencia Naval detectó movimientos sospechosos: un semisumergible y dos embarcaciones tipo Go Fast navegaban rumbo a mar abierto, cargadas con estupefacientes. Las alertas se activaron de inmediato. En cuestión de minutos, las unidades de Guardacostas del Pacífico estaban en posición, listas para interceptar.
La primera secuencia se desarrolló cerca de la isla Gorgona. Una Unidad de Reacción Rápida (URR) detectó un artefacto semisumergible operado por un ciudadano ecuatoriano y dos colombianos. En un registro meticuloso dentro de la embarcación, los marinos hallaron 2.960 kilogramos de clorhidrato de cocaína. Los tripulantes fueron puestos a salvo y capturados.
Mientras tanto, a 80 millas náuticas de Buenaventura, otra embarcación sospechosa intentó burlar a la autoridad. Al notar la presencia de las unidades URR, los tripulantes volcaron la lancha en su intento de fuga, situación que no evitó la acción naval. Los marinos rescataron a los ocupantes y recuperaron 1.183 paquetes rectangulares y 360 cilíndricos, equivalentes a 1.268 kilogramos de clorhidrato de cocaína.

La tercera operación, que se extendió durante casi una hora, culminó con la interdicción de otra embarcación cargada con: 3.503 kilogramos de marihuana y 100 kilogramos de clorhidrato de cocaína. Tres colombianos fueron capturados en el acto.
Todo el material incautado y los capturados fueron trasladados a la Estación de Guardacostas de Buenaventura, donde quedaron a disposición de las autoridades judiciales. En total, más de siete toneladas de droga fueron sacadas del circuito criminal. La operación evitó la circulación de más de 10 millones de dosis en las calles del mundo y dejó un hueco millonario en las finanzas de las organizaciones narcotraficantes.



