Cuando en el Centro de Convenciones de Cartagena de Indias hizo rendición de informe el coordinador de la comisión de empalme del IDER, escuchamos, sin asombro, que al IDER económicamente lo habían saqueado, y que el déficit o quiebra era del orden de los $10.000 millones de pesos; no me dio ni frío ni calor.
Ante semejante e inexplicable bancarrota, se pudieron confirmar todas las multiplicidades de rumores relacionados con el macro desbarajuste del entramado desorden que hubo en este instituto de deportes del Estado, y que muchos sabían pero que por falta de valentía y coraje no se atrevieron a denunciar porque participaban involuntariamente del «festín», y de alguna manera podrían salir perjudicados.
Por supuesto que esta anarquía administrativa apoyada por los desgobiernos distritales, no fue a espaldas de los concejales, ni de la dirigencia deportiva; mucho menos de periodistas, ni jamás por detrás del espinazo de ex políticos condenados por narcotráfico y por paramilitarismo, quienes a la postre fueron estos últimos los que se apropiaron del IDER e hicieron de su capa un sayo, haciendo nombrar a directores generales, jefes financieros y de fomento deportivo corruptos que al día de hoy les cursan procesos penales pero sin resultado.
Otros actores que son de carrera administrativa, pero que estuvieron por fuera del perverso entramado, hoy son señalados como cómplices de la corrupta mezcolanza por haber orquestado con su silencio este brutal destrozo financiero.
En vista que el robo del dinero fue oficialmente denunciado por el responsable de la comisión de empalme del IDER, ya debió haberse redactado de acuerdo a la Ley un documento que servirá de soporte para entregárselo a los entes de control fiscal y a la fiscalía para que inicien las investigaciones y los procesos disciplinarios y penales a que hubiere lugar.
Sí el Alcalde William Dau Chamatt no cumple con la norma de entregar los informes de las comisiones de empalme a los organismos respectivos, podría ser denunciado por omisión y abrirle un proceso disciplinario.
- Ante este aberrante caso, son varias las preguntas que se podrían hacer tales como:
- ¿Le hicieron los «honorables» concejales verdaderos controles políticos al IDER durante los últimos ocho (8) años?
- ¿Porqué durante los últimos ocho (8) años Funcicar y su programa Cartagena como vamos no incluyó, ni incluye en sus investigaciones los resultados del deporte en Cartagena?
- ¿Cuáles han sido los resultados de las auditorias en los últimos ocho (8) años, para no haber detectar el zafarrancho financiero?
- ¿Quién o quiénes fueron los que políticamente se adueñaron del IDER como si el Instituto hubiera sido de su propiedad?
- ¿Quién o quiénes fueron los que se robaron el dinero del IDER?
- ¿Por qué no se dice nada? ¿O cuál o cuáles son las razones para que desde la Alcaldía y desde el mismo IDER a la fecha no se haya hecho un vehemente pronunciamiento?
¿Se habla del pecado, pero quienes son o quiénes fueron los pecadores?
Seguiremos atento para ver en qué va a terminar lo que fue denunciado, y de esta manera poder considerar si en realidad el IDER puede ser rescatado, o en su defecto sugerir la posibilidad de liquidarlo y construir un nuevo IDER, porque, así como están las cosas, nos parece que cualquier buena intención de gestión, charlas más charlas, no son otra cosa que «pañitos húmedos» porque el mal está tanto afuera como adentro.