Propio de su personalidad, Dumek Turbay arrancó su gobierno haciendo practicar un exorcismo al despacho que como alcalde de la ciudad dejaba William Dau Chamat, según él, para erradicar los malos espíritus que dejaba el exmandatario en el Despacho que él también ocuparía. Durante su primer año de mandato, Turbay ha dejado claro que su principal bandera de gobierno ha sido la recuperación de la malla vial, construyendo kilómetros de vías y rehabilitando otras; y esto, a la verdad, aunque es bueno, no es lo más importante ni prioritario para la ciudad, entre otras cosas, porque vías pavimentadas están siendo cuestionadas, unas por ser innecesarias, y otras, por la mala calidad del cemento usado, ya que en tan corto tiempo ya se están cuarteando. Con su slogan de “recuperar el brillo y la grandeza de Cartagena”, Turbay presentó con ínfulas de gran urbanista dos desproporcionados proyectos, como “El Malecón del Mar” y “El Complejo Nuevo Chambacú”, ambos, proyectos multimillonarios, que, para muchos, no representan las prioridades de una ciudad con tan altos niveles de pobreza.
También Dumek, el alcalde de Cartagena, con su slogan: “Cartagena: ciudad de derechos”, propuso la reducción de la pobreza y de la pobreza extrema con metas concretas de disminuirlas al 8% y 9.3%, respectivamente, sin embargo, durante los diez primeros meses de su gobierno, las cifras reflejan que la mayoría de los cartageneros se siguieron sintiendo pobres, el 50% de ellos siguió teniendo dificultades para garantizar las tres comidas del día en el hogar, especialmente, los de la Localidad 2 de la ciudad, y el 46% de los ciudadanos, especialmente los mayores de 65 años, siguieron autopercibiéndose como pobres.
En salud, propuso la reducción de la mortalidad materna y el embarazo en adolescentes, y sin que se reporten cifras al respecto, los cartageneros expresan insatisfacción con la prestación de estos servicios, los cuales en 10 meses del gobierno del alcalde Dumek Turbay alcanzaron el nivel más bajo de insatisfacción desde el año 2015; además, como una falla en los servicios de promoción de la salud y prevención de la enfermedad lo constituyó el diagnóstico de sífilis que hizo “La Casa del Niño” en niñas de los barrios El Pozón, Nelson Mandela y Olaya Herrera en el mes de noviembre. Dijo también, el hoy alcalde de la ciudad, Dumek Turbay, que trabajaría por disminuir la inseguridad y buscaría la reducción de los homicidios y los hurtos, sin embargo, en Cartagena, sólo tres de cada 10 cartageneros se siente seguro, o sea, el 30%, el resto, el 70% de los ciudadanos tiene miedo.
El tan pregonado “Plan Titán 24”, creado por el alcalde Turbay para ofrecer seguridad, resultó un rotundo fracaso. Los atracos no han dejado de presentarse. La educación, anunció el Alcalde, que la fortalecería, aumentando la oferta educativa, especialmente, para la primera infancia; y así mismo dijo que reduciría la deserción escolar, pero a pesar que la Encuesta Cartagena “Como Vamos” manifiesta avances en el desempeño de los profesores, conocemos de hechos como los de un convenio suscrito por la Alcaldía por la suma de $23.000 millones no para mejorar la educación sino para mejorar el nivel de los estudiantes para las Pruebas del Icfes, sin que se conozcan sus resultados. A este sector de la educación hay que agregarle el intento que tuvo Dumek de acabar con la Institución Universitaria Mayor de Cartagena, Unimayor, al asignarle solo $1.000 millones para su funcionamiento en el año 2025; que sí no es por las protestas del estudiantado y la ciudadanía, hubiera acabado con ella, protestas que provocaron que el Concejo le restableciera la asignación presupuestal de 4.200 millones de pesos anuales que le permitirá a la UniMayor seguir formando jóvenes, especialmente de los estratos socioeconómicos 1 y 2 de Cartagena. También conocimos de un cuestionado Convenio que por 485.7 millones de pesos firmó la Secretaría de Hacienda Distrital con UniColombo para un curso de inglés que inicialmente fue programado para que durara tres meses, pero sin que se modificara su valor terminó realizándose en tan solo 20 días.
Es cierto que el alcalde Turbay dio al servicio el famoso colegio “San Felipe Nery”, pero lo más cierto es que la mayor inversión de esta obra que duró 9 años estancada, la realizó el exalcalde William Dau. Por otra parte, la Institución Educativa “Fernández Baena”, del Distrito de Cartagena, está en tal estado de abandono, que está que se cae a pedazos. Los docentes del Distrito de Cartagena califican a las Instituciones Educativas “como unas verdaderas cárceles”, con muy mala dotación; muchas, sin ventilación alguna, lo que dificulta el aprendizaje de los estudiantes.
En cuanto a la ocupación laboral, en Cartagena, el 64% de sus ciudadanos, en el 2024, siguió teniendo dificultades para encontrar un trabajo, afectando especialmente a las mujeres, jóvenes y habitantes de los estratos bajos; pero para el Alcalde la situación laboral de los cartageneros ha mejorado, tomando para ello, los empleos que se han generado en las obras de la recuperación de la malla vial, no reconociendo el Alcalde que estos empleos son temporales, precarios, de mala calidad, y muchas veces, pagados sin los reconocimientos de las prestaciones sociales que ordena la ley. En cuanto a la movilidad, a parte de los costosos e inoficiosos drones comprados para perseguir a los que se “vuelan” semáforos, no mejoró en nada. Las congestiones vehiculares siguen afectando a toda la ciudadanía por igual.
Transcaribe cada vez, peor, la pérdida de usuarios avizora su final; mientras el transporte informal se sigue fortaleciendo. Y mientras el 61% de los cartageneros sigue teniendo dificultades para adquirir su vivienda propia, vemos a un Corvivienda absolutamente inoperante que embebida en su propia burocracia no ha hecho absolutamente nada en este primer año de gobierno, por disminuir esta vergonzosa cifra, sólo simples reconocimientos de titularidad.
Muy a pesar de las encuestas que le hacen en Bogotá al alcalde Turbay ubicándolo con el 68% de favorabilidad, el 60% de los cartageneros piensan que el alcalde debe poner sus ojos, no tanto en el cemento, sino en aspectos prioritarios de la ciudad como: la salud, la educación, la pobreza, el empleo, la seguridad, la vivienda, la igualdad de oportunidades, los servicios públicos, la movilidad y el transporte. Dumek tumbó el “Aquarela”, y muchos se lo aplaudieron, pero otros, no tanto, sobre todo los que compraron en este fracasado proyecto multifamiliar y no les han resuelto nada; aparte de una gruesa demanda que cursa contra el Distrito por este sonado caso donde el verdadero responsable siempre ha sido el Distrito de Cartagena y no los Constructores.
Cuestionada, por su marcada selectividad, el alcalde Dumek desmontó el arraigado “Café del Mar”, un exquisito lugar ubicado sobre la Muralla, en el Baluarte de Santo Domingo, escogido por turistas nacionales y extranjeros, que dejan dinero a la ciudad, mientras, por otra parte, el mismo Alcalde, no ha actuado de la misma manera con otros lugares dedicados a la misma actividad, y también ubicados sobre la Muralla.
En septiembre, el gran escándalo de la Alcaldía de Cartagena, corrió por cuenta de Alexis Valerio, el alcalde la Localidad de La Virgen y Turística, por la firma de un contrato con una Entidad Sin Ánimo de Lucro-ESAL- para que desarrollara actividades deportivas en su Localidad. El contrato fue por mil millones de pesos, de los cuales 475 millones se invertirían en uniformes y 60 millones en medallas; ante lo cual, el alcalde de Cartagena, parándose firme, ordenó la suspensión de todos los giros financieros a esta alcaldía de la Localidad 2 y solicitados por su alcalde Alexis Valerio, pero quien a pesar de todo este escándalo sigue “vivo” como Alcalde Menor.
En octubre el Alcalde Dumek Turbay dio permiso para que bajo la dirección de un tal y desconocido Edd Cabarcas se realizara en el Camellón de los Mártires el primer Festival del Patacón, el cual durante tres días del evento generó por concepto de entradas e inscripciones de participantes, ingresos superiores a los 300 millones de pesos, los cuales hasta hoy no se sabe a qué bolsillos fueron a parar.
En noviembre, exactamente en la mañana del lluvioso sábado 9, el escándalo lo produjo el taxista del Aeropuerto que le pidió a Desiré, una turista cucuteña, 100 mil pesos por llevarla desde este sitio aeroportuario hasta Bocagrande, dizque porque estaba lloviendo y la zona estaba imposible de transitar; ante lo cual la visitante santandereana, a quien la máquina le había expedido un tiquete por $27.500 por dicho trayecto, se exaltó al punto de dar a conocer su gran molestia por las redes sociales y entrar en controversia con Turbay dejando ver los abusos, que por falta de autoridad, se cometen por parte de algunos taxistas en la ciudad, sobre todo, los del Aeropuerto.
También en noviembre, y a pesar de la buena organización que tuvieron Las Fiestas de la Independencia, el escándalo tocó a Silvestre Dangond, el reconocido cantante de música vallenata, a quien, por cantar cuatro canciones montado en un catamarán, en la Bahía, la Alcaldía de Cartagena le pagó una millonada suma de dinero. Pero como un fracaso del IPCC, especialmente en su sección de Patrimonio, lo constituyó la falta de control sobre las vetustas edificaciones del Centro Histórico y de Getsemaní. Dos balcones se cayeron este año. Uno, en mayo, en la calle de La Moneda, y otro en agosto, en la Calle de la Media Luna. Aquí hay que anotar la buena gestión judicial del Alcalde que logró el permiso para intervenir todas las edificaciones en mal estado y abandonadas ubicadas en el Centro Histórico y en el Getsemaní.
Como un fracaso del Alcalde Dumek Turbay puede catalogarse su propósito de erradicar la práctica a cielo abierto y sin control de la prostitución, el proxenetismo y el microtráfico de las Plazas del Centro Histórico; de la misma manera se puede considerar como fracaso, la falta de control y de autoridad con los cocheros para que cuiden a sus caballos, los mantengan en óptimas condiciones nutricionales y sanitarias; y respeten, además, las normas de peso y las tarifas establecidas para el cobro de los paseos y dejen de estafar a los turistas. Y que ojalá el Alcalde no llegue a materializar la idea de reemplazar el caballo por un motor. Sería fatal.
Otro de los aspectos criticados de su mandato ha sido la millonaria inversión de 14 mil millones de pesos en el alumbrado navideño, una cifra que muchos consideran desproporcionada dada la difícil situación social y económica que enfrenta la ciudad. Mientras las luces de Navidad iluminan la ciudad, muchos ciudadanos creen que esos recursos deberían haberse destinado a resolver necesidades más urgentes, como la pobreza, la salud y la seguridad, dejando claro que el espectáculo visual no debería ser la prioridad en tiempos de crisis.
Finalmente, mientras por una parte las encuestas le daban a Dumek al inicio de su gobierno un 76% de favorabilidad que le hicieron inflar mucho más su ego, las de hoy le marcan una disminución del 8%, ubicándola en el 68%.