En Colombia, los procesos judiciales que involucran a figuras públicas suelen tener un ritmo diferente: más lento, más turbio, más esquivo. El reciente pronunciamiento de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial (CNDJ) sobre el caso que involucra al exgobernador de Bolívar, Dumek Turbay Paz, es un reflejo de ello.
La CNDJ ha compulsado copias para que se investigue disciplinariamente a dos fiscales por presuntas demoras en la investigación de un contrato del acueducto en el municipio de Galerazamba, Bolívar. El mensaje es claro: la justicia también debe rendir cuentas.
Lo preocupante es que esta compulsa, lejos de generar tranquilidad, abre nuevas preguntas: ¿Por qué se habría demorado tanto un proceso de esta naturaleza? ¿Quién se beneficia de la inacción judicial? ¿Hay intereses políticos detrás del letargo procesal?
Turbay, quien ha sido una figura recurrente en el ajedrez político de la región Caribe, ha negado públicamente estar bajo investigación. Sin embargo, este anuncio demuestra lo contrario: el proceso existe y sigue abierto. Lo que está en cuestión no es su inocencia o culpabilidad —eso le corresponde establecerlo a un juez—, sino el comportamiento de los fiscales a cargo de esclarecer los hechos. Y en ese aspecto, el silencio y la parálisis también son formas de impunidad.
En un país donde el ciudadano de a pie puede pasar años enfrentando a la justicia por una infracción menor, resulta inadmisible que investigaciones de alto impacto, relacionadas con la contratación pública y el uso de recursos vitales como el agua, se engaveten por razones aún desconocidas.
Este caso también invita a revisar con lupa el rol de la Fiscalía General de la Nación en las regiones. Cuando los órganos de control y acusación operan con selectividad, cuando sus actuaciones parecen orientadas más por la conveniencia que por la legalidad, la confianza ciudadana se erosiona peligrosamente.
La compulsa de copias es un primer paso. Pero lo realmente importante será lo que ocurra después. Si la investigación a los fiscales termina en el mismo limbo del caso Galerazamba, estaremos simplemente asistiendo a una jugada más en el teatro de la apariencia, donde todo se mueve, pero nada cambia.
Dumek Turbay, como cualquier ciudadano, merece un proceso justo. Pero la ciudadanía también merece saber si hubo corrupción en la contratación del acueducto y si quienes debían actuar no lo hicieron por negligencia, miedo o complicidad. El exalcalde de Cartagena, William Dau, ha afirmado que contra el hoy alcalde Dumek Turbay Paz existen 44 procesos activos que no se mueven por presunto favorecimiento político.