El llamado Cartel de los Soles se ha convertido en uno de los temas más controvertidos en la relación entre Venezuela y Estados Unidos. Mientras organismos internacionales y analistas señalan la existencia de una red de corrupción en torno a altos mandos militares y políticos del país vecino, el Gobierno de Nicolás Maduro niega categóricamente tales acusaciones y asegura que se trata de un “invento” utilizado como pretexto para justificar sanciones y operaciones militares en el Caribe.
De acuerdo con el think tank Insight Crime, esta estructura no funcionaría como un cártel jerárquico tradicional, sino como una red de corrupción en la que determinados funcionarios “se benefician de acuerdos con narcotraficantes” mediante la omisión o la permisividad en operaciones ilícitas. Una visión distinta a la de Washington, que en sus informes sostiene que la red constituye una organización criminal transnacional con supuestos vínculos con grupos como el Tren de Aragua o el Cartel de Sinaloa.
El Departamento de Estado estadounidense incluyó al Cartel de los Soles en sus listas de sanciones, alegando que presta apoyo a organizaciones “terroristas extranjeras” y amenaza la seguridad del país norteamericano. Durante la Administración Trump, se ofreció incluso una recompensa millonaria por información que condujera a la captura del presidente Nicolás Maduro, a quien se le atribuye un rol de liderazgo en esta supuesta red.
No obstante, informes de inteligencia reconocen que no existen pruebas concluyentes que confirmen esa participación directa. Aun así, Estados Unidos ha intensificado operaciones militares en el Caribe, afirmando que busca frenar el tráfico de drogas hacia su territorio.
El uso de la fuerza en aguas del Caribe ha generado preocupación en organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, que advierte de un “precedente peligroso” y cuestiona la legalidad de derribar embarcaciones sin pruebas suficientes.
A nivel regional, países como Colombia, Paraguay y República Dominicana han respaldado la línea estadounidense y han declarado al Cartel de los Soles como organización terrorista.
El ministro del Interior, Diosdado Cabello, afirmó recientemente que “cada vez que alguien molesta, es colocado como jefe del Cártel de los Soles”, señalando que algunos países, como Estados Unidos, “llevan años inventando” esa figura.
Además, el Parlamento Europeo ha solicitado una resolución por parte del bloque comunitario contra la supuesta red criminal, a la que señalan por “dar cobertura a grupos armados”. La iniciativa también fue discutida en la Comisión Mixta para la Unión Europea en España, donde fue aprobada una proposición impulsada por Vox y pactada con el PP para instar al Gobierno a promover la inclusión del supuesto cártel en la lista de organizaciones terroristas de la UE.
Desde Caracas, la posición sigue siendo de cautela. Esta semana, Maduro dijo ejercer el “legítimo derecho a la defensa” ante las “agresiones” de Estados Unidos y llegó a advertir que, de ser atacado, respondería con la “lucha armada”.
Todo apunta a que Estados Unidos, que según analistas no cuenta aún con preceptos legales suficientes para justificar sus operaciones militares en el Caribe, busca poner a Caracas contra las cuerdas mientras amplía su presencia en la región. Expertos advierten que el trasfondo de este conflicto es tanto geopolítico como económico, más allá del discurso de la lucha contra el narcotráfico.