Hace pocos días Cartagena de Indias recordaba y conmemoraba sus 207 años del llamado grito de la Independencia; esa audaz proclama de los aguerridos lanceros de Getsemaní comandados por el cubano Pedro Romero.
Pero también dentro de pocos días, el 5 de diciembre, estaremos recordando 203 años de una de las mayores afrentas y lacerantes acciones contra la dignidad del pueblo cartagenero; me refiero al “Sitio de Morillo”, ese bloqueo con el que el mal llamado pacificador encerró a gran parte de su población en el hoy conocido “Corralito de Piedras” buscando no sólo rendirla y diezmarla sino aniquilar a los que comenzaban a construir una nueva ciudad desprendida de la esclavitud española.
El Sitio de aquella época con el que el señor Morillo y su expedición militar obedecían la orden de reconquista impartida por el Rey Fernando VII que había comenzado en agosto del 1815 y que se prolongó hasta el 5 de diciembre de ese mismo año, logró, por causa del hambre y las enfermedades exterminar más de un tercio de sus entonces 18 mil pobladores, incluida la mayor parte de su emergente clase dirigente y política.
Las penosas circunstancias de estos dolorosos hechos condujeron a que la ciudad recibiera el honroso reconocimiento de “Ciudad Heroica”; reconocimiento que como Congresista honró y logró materializar nuestro actual alcalde encargado Pedrito Pereira Caballero promoviendo y logrando la aprobación de la “Ley del Sitio de Cartagena”, con la que además de recursos para la ciudad se recordará este penoso evento de heroísmo y resistencia del pueblo cartagenero.
Muchos de los sitiados cartageneros huyeron para ser finalmente asesinados; otros fueron descuartizados y fusilados; y la mayoría murió víctima de la hambruna y las epidemias que surgieron; y todo, por causa de la humillación y la crueldad impuesta por el militar español venido a reconquistar la ciudad logrando aniquilarla y atajarla por muchos años en su surgimiento y desarrollo como ciudad libre.
Han pasado 203 años, algo más de dos centurias, y hoy la crueldad, la hambruna, la humillación, el aniquilamiento y el Sitio de la ciudad, ese mismo que ha detenido su progreso y su prosperidad ya no corre por cuenta del cruel español, no, ahora corre por cuenta de unos expedicionarios y malvados corruptos que para infortunio de nosotros vinieron de otras latitudes de la región con el único propósito de saquearla y destruirla.
Hoy los “Pablos Morillos” actuales son también los malos hijos paridos en esta tierra; los que sin compasión ni recato alguno la destruyen, y se roban los dineros de las arcas públicas.
Estos “Pablos Morillos” actuales están representados en esos malos y corruptos Alcaldes, Concejales, Ediles que han dirigido la ciudad, así como por unos mal llamados servidores públicos y por muchos seudo dirigentes cívicos, políticos y hasta empresariales; así por otros que detrás de micrófonos y sobre páginas de tradicionales y modernos medios de comunicación sirven como caja de resonancia y comité de aplausos de la corrupción por los que reciben muy buena paga y muy buena tajada de la torta burocrática.
Han pasado 203 años del Sitio de Morillo, y hoy nos preguntamos ¿hasta cuándo seguiremos sitiados por la corrupción y la maldad de los venidos de otras tierras y por los propios hijos de la ciudad?