Si eres propietario o poseedor de vehículo viejo, con más de 10 años de uso, sabes el martirio de pagar cada año tarifa del Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT), con precios exorbitantes, costando casi la tercera parte del mismo, sin duda, es un abuso de la ley al gravar porcentajes de acuerdo al cilindraje y tiempo de utilización, negocio redondo para las aseguradoras, de lo contrario, que la Superintendencia Financiera, nos justifique sin leguleyadas el porqué de su alto costo, sobre todo, ahora en este año de pandemia, donde los vehículos están a media marcha, el golpetazo será igual o peor, teniendo en cuenta el Índice de Precios al Consumidor (IPC) para 2021 ¿Superintendencia reducirá tarifa costo SOAT, por motivo Covid-19?
Pedro, dueño de un vehículo de 4.300 cc, modelo 1990, de servicio particular, paga seguro SOAT anualmente de $ 1’000.000, avaluado en el mercado automotriz de $ 5’000.000. ¿Se justifica?
Creemos que no. Estos vehículos, con estas características, tienen más un valor histórico, emocional, moral, que económico, se supone que, si es por ocasionar daños materiales o físicos contra la integridad a personas, su permiso de tránsito va intrínseco en la revisión técnico mecánica realizada cada año, superando cualquier duda razonable tenida por las autoridades con respecto de carros viejos.
Para calcular el seguro SOAT, la autoridad tiene en cuenta más de 30 categorías establecidas de vehículos (ciclomotores, motos, motocarros, carros, camiones, buses), mide el nivel de riesgo del vehículo, su edad y cilindraje.
Aquí creemos que se pueden realizar juicios subjetivos caprichosos por parte de la entidad reguladora para subir o bajar anualmente este seguro que perjudica gravemente el bolsillo de los propietarios o poseedores porque parte de un acto discriminatorio contra el dueño y su vehículo antiguo, certificado en óptimas condiciones técnico-mecánicas, pero a su vez lo deprecia, lo castiga por considerarlo “viejo”, como si la calidad del vehículo no fuese suficiente para racionalizar precios, pero además y es lo más reprochable, condena a personas que mantienen el vehículo en sus manos simplemente porque les gusta, tienen un apego material y moral, adquirido por herencia, donado, comprado o en el peor de los casos, no tienen como adquirir otro nuevo o usado, más moderno y sin justificaciones aumenta las tarifas del costo del seguro de accidentes viales, empobreciendo el bolsillo de los colombianos, dineros destinados a financiar gastos médicos, farmacéuticos, hospitalarios, incapacidades permanentes, muerte de la víctima, gastos funerarios, gastos de transportes y movilización de las víctimas, según sea el caso del siniestro, aquí no hay reparos, pero el recaudo de estos dineros son desmedidamente millonarios.
Un SOAT costoso a vehículos viejos, propicia actuación delictiva del Estado, por enriquecimiento sin causas, ahora cuando los vehículos estuvieron estacionados por mucho tiempo, disminuyeron accidentes de tránsito, las aseguradoras salen robustecidas de esta crisis sanitaria, que decir, de aquellos taxis y buses antiguos, infame, tocándoles cancelar este seguro oneroso con bolsillos empobrecidos.
Con crisis económica por la Covid-19, obliga recalcular forma de costear bienes y servicios públicos o privados, muchos cobrados en excesos, seguro SOAT, para carros viejos, abandera la lista.
Nació rebelión de las canas, ahora viene rebelión de carros viejos. Feliz Día de Independencia Colombia.