Para los que creen que mis recientes comentarios contra Claudia López obedecen a una estrategia visceral e irracional contra ella y los verdes, están muy equivocados. Todo lo contrario, estoy haciendo control político a su mala gestión sin descalificar, que es en sí, una de mis labores como senador, y lo más importante: el control político ayuda a crear puentes con la sociedad civil conforme a lo que necesitan.
Esto último es lo que debería primar cuando se piensa en una verdadera democracia, sobre todo por la crisis que atraviesa el país generada por la propagación del Covid-19. A lo que se sumarían, además, los malos administrativos por parte de los gobiernos, que inclusive, han tomando decisiones con base en las encuestas y no en la realidad que vive su región.
Por ello, y en medio de un cruce de propuestas de diferentes sectores políticos para crear una mesa de diálogo constructivo, con miras hacia el escenario político del 2022, me di a la tarea de proponer un verdadero escenario democrático que recoja los ideales liberales, socialdemócratas, progresistas y de centroizquierda, que hoy por hoy son las que deben primar en un país como Colombia.
Una vez se arme la mesa y se recojan estos postulados, hay que buscar quiénes caben ahí, y posteriormente, quién sería el líder. Esto dista mucho de lo que está sucediendo, por ejemplo, en el centro o en lo que yo llamo ‘los tibios’, pues todo lo hacen con base en una imagen que ni suma ni resta como lo es la de Sergio Fajardo o en quienes están representados en la alcaldesa mayor de Bogotá, Claudia López.
A lo antes mencionado, agreguemos que hay una especie de cisma al interior de los verdes, pues muchos dicen que personajes importantes de ese partido, como Angélica Lozano, no los representa. Y traigo como ejemplo al sector de este partido porque para algunos son la única alternativa de poder, sin caer en el extremismo. Pero como ya les he dicho, no es así.
Esta idea de diálogo no es nada nuevo en Colombia. Durante décadas ha habido ideas, grupos, mesas y talleres que han unido fuerzas alternativas, inclusive, al interior de los mismos partidos que han terminado en movimientos y han logrado el poder en Colombia.
Un ejemplo de ello es la denominada ‘Nueva Fuerza Democrática’, del expresidente Andrés Pastrana, que surgió al interior del Partido Conservador como un movimiento que no estaba de acuerdo con los postulados que llevaron al poder a Belisario Betancur en 1982. Aglutinó varias corrientes y posturas políticas, especialmente de la sociedad civil, definieron a su líder y para no ir lejos fueron la tercera fuerza más votada en las elecciones de 1991 y Pastrana se convirtió en presidente en 1998, llevando la línea cronológica.
También, hay que hacer hincapié hasta en el propio expresidente Álvaro Uribe, quien inició talleres democráticos por todo el país una vez salió del poder. Durante meses viajó por Colombia escuchando a la ciudadanía, recogiendo ideas, sectores y posturas que luego se convirtieron en la base del partido que él mismo fundó: Centro Democrático.
Así las cosas, en un país que cerró con una tasa de desempleo del 15.9% para el 2020, (5.4% más que en el 2019, según el DANE), que el 91% piensa que la corrupción ha empeorado y el 86% del costo de vida ha sido peor, de acuerdo con la más reciente encuesta de Gallup Poll, lo que se necesita en Colombia, y de manera inmediata, es tender puentes sin distingo político con la sociedad civil para escuchar sus necesidades. Esa es mi verdadera labor en la Colombia Humana y lo refleja mi querer hacer. Ya el tema de las coaliciones con diferentes facciones políticas debe ser una decisión exclusiva de Gustavo Petro.
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Armando Benedetti Villaneda.
Nació en Barranquilla. En 1998 llegó al Concejo de Bogotá en donde logró el acuerdo para impartir talleres de prevención para niños contra del alcoholismo y la drogadicción. Cuatro años después, en el 2002, llegó a la Cámara de Representantes por Bogotá para trabajar por los derechos de las personas que se encontraban en grave situación de vulnerabilidad y en 2006 logró su curul en el Senado de la República, corporación de la que ha hecho parte desde entonces y de la que fue su presidente en el año 2010 al 2011. Fue también presidente del Partido de la U del 2016 al 2017.