“…Como estamos en año político el país está a las expectativas, por consiguiente, es necesario efectuar un parangón con relación a las placas tectónicas y los partidos políticos…”
No es para temerles pero Colombia está rodeada en un gran porcentaje de zonas de subducción, que en palabras castizas, se determinan como grandes masas que se encuentran en la corteza terrestre y la litosfera que están moviéndose y cambiando constantemente, que en algunos casos provocan el choque de placas tectónicas y ello ya han provocado fracturas y fallas en muchas zonas que se encuentran en las áreas de formación o en sus alrededores.
Por tal razón, es necesario que la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgos de Desastres (UNGRD), el Servicio Geológico Colombiano y la Red Nacional Sismológica Nacional, estén alertas con monitoreo permanente en las cordilleras colombianas en cuanto al movimiento que se puedan presentar en las tres placas tectónicas que las componen, la Suramérica, la Nazca y la Caribe que están consideradas de alto riesgo para terremotos, lo cual incide en nuestro país, precisamente por la configuración geológica por tener fallas de grandes tamaños que pueden generar sucesos que nunca deseamos, por solo recordar uno, el del 25 de enero de 1999 en Armenia.
Ahora bien, ¿Si estará Colombia preparada por un sismo cuando este gobierno se direcciona a la protección de la vida, el medio ambiente con base a la economía circular? Para ello no solamente el Estado debe ser equilibrado y preventivo, tiene que ver con políticas públicas-privadas que impulsen un desarrollo equilibrado con el medio ambiente donde se garantice el desarrollo de su infraestructura en todos los sectores socioeconómicos, que se estén aplicando las normas internacionales sismo-resistente, cuando un sismo no puede predecirse, pero sí se pueden diseñarse estrategias de mitigación ante lo inesperado.
Como estamos en año político y el país está con demasiadas inspiraciones político-tectónico, es necesario efectuar un parangón entre los posibles sismos con los partidos políticos nuestros ya que tienen mucha similitud, por ejemplo, en Colombia tenemos las citadas tres placas, pero los estudiosos en la temática consideran que hay otras más como la Placa Sudamericana, la Placa Africana, la Placa Antártica, la Placa Euroasiática, la Placa Indoaustraliana, la Placa del Pacífico y la Placa Norteamericana, y muchas más que tienen nombres de sus descubridores.
El Servicio Geológico Colombiano (SGC) nos informa que solamente para el 2022 en nuestro país se presentaron más de 21.200 eventos sísmicos producto según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, de la “liberación súbita de grandes cantidades de energía, representadas en ondas que se desplazan por el interior de la tierra y que al llegar a la superficie son percibidas por las personas y estructuras, ocasionando diferentes niveles de daños y pérdidas”
Para el presente año ya van más de 4.000 temblores en Colombia y los eruditos piensan que pasará de los reportados en el 2022, situación que va unida a la sismicidad de los grupos políticos que ahora son actores omnipotentes de la divina providencia cuando intentan producir sismos políticos o politiqueros al criticar lo divino y humano, al creer que sus apreciaciones son lo último en “Coca Cola”, sin tener la mínima idea de lo que vociferan, y lo peor, sin mirar el espejo retrovisor.
Pero lo que se considera como un caso para Ripley y para gloria de los inmaculados patriotas sísmicos, Colombia quedó hoy en día con 30 partidos políticos con personería jurídica vigente, más 16 que están en lista de espera, que podrán repartir avales, algunos con costos económicos y recibir dinero del Estado, para desangrar mucho más los dineros de los contribuyentes, convirtiendo el Consejo Nacional Electoral (CNE) en una placa corrupta-tectónica
Los principales partidos que mueven la cosa política son: Centro Democrático Cambio Radical, Colombia Humana, Conservador, Liberal, Alianza Verde, Partido de La U y Fuerza Ciudadana, más uno que otro en el tintero, pero lo cierto es que varios de esos 46 partidos se frotan las manos y bolsillos, cuando están levantando terremotos de desestabilización al saber que el próximo 29 de octubre de este año se elegirán 32 gobernadores, 418 diputados en todas las asambleas departamentales, 1.102 alcaldes, 12.072 concejales de todos los municipios del país, más 6.513 ediles que conformarán las Juntas Administradoras Locales (JAL) y ellos requieren de los enigmáticos avales.
Veremos propuestas cómico-sísmicas hacia los grandes cambios. En lo económico y social, en la de generar equidad y bienestar para todos, empleo, salud, educación, pensión y vida digna, pero por culpa de la desaforada ansias de poder de los que tienen la política como un negocio, el CNE le ha dado viabilidad jurídica y política a cuanta solicitud de seudos partidos las han pedido, que inclusive sus representantes legales no viven en el país y aparecen como el ave Fénix en épocas electorales para negociar avales y recibir millones y millones por gastos de funcionamiento y por reposición de votos.
No sabemos cuál de los dos procesos tectónicos le puedan hacer más daño al país. Esperemos que los mejores salgan electos con las propuestas que requiere Colombia, sin importar la clase de gobierno imperante, y los negociadores de avales de hundan en el primer sismo político.