En el marco de la creciente preocupación por la salud pública, el lavado de manos emerge como una práctica fundamental para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas y proteger la salud general. Este simple acto, aparentemente cotidiano, se revela como un gesto poderoso en la lucha contra virus y bacterias.
¿Por qué es esencial el lavado de manos?
El lavado de manos es una medida eficaz para eliminar gérmenes que pueden causar enfermedades, como resfriados, gripe, y otras infecciones virales y bacterianas. A lo largo del día, las manos entran en contacto con diversas superficies y objetos, convirtiéndose en portadoras potenciales de microorganismos dañinos. Al lavar las manos correctamente, se reduce significativamente el riesgo de contagio y se fortalece la barrera contra la transmisión de enfermedades.
¿Cómo se debe realizar un lavado de manos adecuado?
- Uso de Jabón: El jabón actúa como un agente desinfectante al romper la grasa y eliminar los gérmenes de la piel. Se recomienda utilizar un jabón adecuado y frotar las manos durante al menos 20 segundos.
- Agua Caliente y Fría: Aunque el agua caliente puede ser reconfortante, no es necesario para eliminar los gérmenes. El agua a temperatura ambiente es suficiente, siempre y cuando se aplique correctamente el jabón.
- Técnica de Lavado: Asegúrate de frotar todas las áreas de las manos, incluyendo los espacios entre los dedos y debajo de las uñas. El dorso de las manos y las muñecas también requieren atención. Un enjuague adecuado completa el proceso.
Lavado de Manos y COVID-19:
En el contexto actual de la pandemia de COVID-19, el lavado de manos adquiere una relevancia aún mayor. El virus puede permanecer en las manos y, al tocarse la cara, la nariz o la boca, aumenta el riesgo de infección. Siguiendo las pautas de las autoridades sanitarias, lavarse las manos regularmente es una herramienta crucial para combatir la propagación del virus.
Con esta simple acción se logra reducir la propagación de la resistencia a los antimicrobianos, se logra protección contra las infecciones asociadas con la atención médica, se logra reducir la trasmisión de patógenos relacionados con brotes como el cólera, SARS y la hepatitis E entre otras, además de que permite la reducción de entre un 30 y 48 por ciento de las enfermedades diarreicas y un 20 por ciento de las enfermedades respiratorias agudas. Asimismo, el lavado de manos previene de la contaminación por parte de agentes químicos o biológicos presentes en el ambiente de trabajo, transporte, el domicilio y la ciudad.
Siempre es bueno tener las manos higienizadas, pero se hace más hincapié en la necesidad del lavado de manos antes y después de manipular alimentos en general, cuando se pasa de la manipulación de alimentos crudos a cocidos y viceversa, antes y después de comer y amamantar, después de manipular basura o desperdicios, después de ir al baño, sonarse la nariz, toser o estornudar y luego de cambiarle los pañales al bebé. También es de especial importancia al llegar de la calle, luego de haber tocado objetos como dinero, pasamanos, llaves, después de haber tenido contacto con animales y después que los niños juegan con tierra o juguetes en espacios exteriores, el lavado de manos puede evitar distintos tipos de contaminación.
Conclusión:
El lavado de manos no solo es una práctica básica de higiene, sino también una estrategia efectiva para salvaguardar la salud. Al incorporar este hábito en la rutina diaria, contribuimos activamente a la prevención de enfermedades y a la construcción de comunidades más saludables. La promoción de la conciencia sobre la importancia del lavado de manos es un paso fundamental hacia un futuro más seguro y resiliente desde el punto de vista de la salud pública.