En el corazón de Colombia, donde las montañas dibujan paisajes majestuosos y el alma del país late con fuerza, se encuentra un rincón aún poco explorado por muchos viajeros: Santander. Este departamento es mucho más que un destino. Es un viaje a través del tiempo, la aventura, los sabores y la tranquilidad. Prepárate para descubrir el lugar donde la naturaleza se convierte en espectáculo, los pueblos parecen detenidos en el tiempo y cada experiencia es una historia por contar.
- Vuela sobre el Cañón del Chicamocha: adrenalina en estado puro
Imagina elevarte en el cielo, sentir el viento acariciando tu rostro y contemplar desde las alturas uno de los cañones más imponentes del mundo. En Curití, puedes vivir esa sensación única al volar en parapente sobre el Cañón del Chicamocha. Por un precio accesible (desde 120.000 COP), vivirás una experiencia inolvidable con instructores certificados, que te llevarán a planear sobre un escenario natural simplemente épico.
- Recorre Panachi: el alma del cañón
El Parque Nacional del Chicamocha (Panachi) es mucho más que un parque: es una oda a la naturaleza, la cultura y la aventura. Sube al teleférico que atraviesa el cañón durante 6,3 km y déjate maravillar con una de las vistas más impactantes de Colombia. Luego, lánzate en cable vuelo, explora rutas en buggies o siente la emoción del columpio extremo. Panachi también guarda historia: allí encontrarás el Monumento a la Santandereanidad, homenaje a los valientes Comuneros.
- Barichara: un suspiro colonial
Barichara no se recorre, se saborea. Este pueblo, declarado Monumento Nacional, es un viaje al pasado. Sus calles empedradas y su arquitectura colonial crean una atmósfera que enamora. Visita la Catedral, el taller de papel hecho a mano, y no te pierdas el Mirador de Barichara. Si te gusta el senderismo, camina el Camino Real hasta Guane, un pintoresco pueblo con fósiles milenarios y tradiciones vivas como la chicha. Barichara no es un destino: es una postal viva.
- Hacienda El Roble: un templo para los amantes del café
En la Mesa de los Santos, muy cerca del Chicamocha, se encuentra Hacienda El Roble, uno de los santuarios cafeteros más importantes del mundo. Aquí, el café es arte. Recorre los cultivos de Geisha, Typica y Caturra, aprende sobre el proceso artesanal del grano y termina con una cata que despertará tus sentidos. Este lugar ha logrado precios récord por su café en subastas internacionales, y ahora tú puedes vivirlo en primera persona.
- Floridablanca y sus obleas: un dulce que enamora
Tu visita a Santander no está completa sin probar sus famosas obleas de Floridablanca. Este postre tradicional, generosamente relleno de arequipe, queso, mermeladas y más, puede alcanzar tamaños de hasta 50 cm de diámetro. ¡Perfectas para compartir y para saciar el antojo más goloso! Más de 30 variedades te esperan en este rincón que endulza la vida y preserva una de las tradiciones más queridas de la región.
- Punta Diamante: lujo, descanso y naturaleza
En el condominio Ruitoque, a solo minutos de Bucaramanga, te espera el Hotel Punta Diamante, un oasis de elegancia y bienestar. Este paraíso rodeado de naturaleza ofrece una experiencia única gracias a su imponente Aqua Spa, uno de los más grandes de Latinoamérica. Sauna, turco, piscinas con hidromasaje, masajes terapéuticos y gastronomía de clase mundial. ¿El plan ideal? Una escapada romántica o un retiro para desconectar y recargar energías.
- Santander lo tiene todo… y más
Santander no es solo un lugar: es una emoción. Es parapente y serenidad, historia y modernidad, café de altura y postres de tradición, lujo y aventura. Ya sea que busques una dosis de adrenalina, un descanso del alma o un encuentro auténtico con la cultura colombiana, este destino te sorprenderá en cada esquina.