La sexualidad, en todas sus facetas, ha estado marcada por estigmas y tabúes a lo largo de la historia. Los juegos y juguetes sexuales no han sido la excepción: durante mucho tiempo fueron vistos como algo pecaminoso o perjudicial para la intimidad individual y de pareja, lo que llevó a que muchas personas se sintieran avergonzadas o incapaces de incorporarlos en sus relaciones.
Sin embargo, la dimensión erótica y placentera de la sexualidad existía mucho antes de la influencia judeocristiana. De hecho, los juguetes sexuales tienen miles de años de antigüedad. En 2005, investigadores alemanes descubrieron lo que se considera el dildo más antiguo de la historia, con más de 28.000 años. También se han hallado múltiples objetos con formas fálicas, elaborados en piedra, madera o cuero, que eran lubricados con aceite de oliva y utilizados para el placer femenino.
Hoy en día, los dispositivos eróticos o auxiliares sexuales se dividen en distintas categorías: juegos de mesa, cosmética erótica (lubricantes, aceites, hidratantes), juguetes sexuales, lencería, disfraces, entre otros. Su uso ya no se limita al placer individual, pues cada vez se reconocen más sus beneficios para la salud sexual y la conexión en pareja.
Estos elementos no solo diversifican los encuentros íntimos introduciendo nuevas sensaciones, sino que también pueden aportar en el manejo de diversas disfunciones sexuales. Por ejemplo, los juegos de mesa resultan útiles para explorar el “mapa erótico” propio y el de la pareja. Incluirlos en el juego previo ayuda a reducir pensamientos negativos y la autoobservación, disminuyendo la ansiedad y favoreciendo la entrega plena al momento.
Dentro de la cosmética erótica, los lubricantes ocupan un lugar central. Existen en diferentes sabores, texturas y sensaciones, lo que los convierte en aliados ideales para enriquecer el juego previo y realizar ejercicios sensoriales. Además, cumplen una función terapéutica, pues están indicados para personas que presentan alteraciones en la lubricación natural.
Por su parte, los juguetes sexuales con vibración pueden ser una herramienta eficaz para descubrir la propia respuesta sexual o superar dificultades como la anorgasmia, el vaginismo, la sequedad o la atrofia vaginal.
En conclusión, los dispositivos eróticos no representan una amenaza, sino un puente hacia la comunicación y la exploración mutua. Al incorporarlos, las parejas pueden romper la rutina, reavivar la chispa, fortalecer la confianza y mejorar la comunicación sexual. Son, en definitiva, herramientas valiosas que, cuando se abordan con apertura y respeto, enriquecen la vida íntima y favorecen una conexión más fuerte, profunda y placentera entre ambos.



