Este 21 de octubre, Sincelejo celebra 250 años de fundada, dos siglos y medio de historia trazada con música, tradición, resiliencia y el espíritu indomable del pueblo sabanero. La capital de Sucre, cuna del porro y de un legado cultural que trasciende generaciones, conmemora este aniversario con el orgullo de una ciudad que ha crecido sin renunciar a lo que la hace única. Sincelejo no es solo un punto en el mapa del Caribe colombiano: es identidad, memoria y pertenencia.
Fundada en 1775 entre sabanas y montes infinitos, Sincelejo evolucionó hasta convertirse en un epicentro administrativo, comercial y cultural del Caribe interior. Su desarrollo ha sido constante, impulsado por un pueblo que transforma cada desafío en oportunidad y que nunca ha dejado de defender la esencia sabanera.
En Sincelejo, cada esquina conserva una historia; cada porro que suena recuerda el ayer, y cada fandango encendido ratifica que esta tierra nació para celebrar la vida.
La gente de Sincelejo es su riqueza más preciada. El sincelejano es amable, espontáneo y profundamente hospitalario. Aquí el saludo es sincero y la conversación fluye con la sabrosura caribeña.
Las mujeres sincelejanas, símbolo de gracia y fortaleza, son líderes comunitarias, guardianas de tradiciones, artistas, emprendedoras y protagonistas del futuro cultural que la ciudad construye día a día.
Pocas ciudades pueden afirmar que su gastronomía es un recorrido por su historia. Sincelejo sí. Entre los sabores emblemáticos destacan:
- Viuda de carne salada
- Butifarra sabanera
- Mote de queso
- Sancocho de gallina criolla
- Bollos de mazorca y de yuca
- Chicha de maíz
- Queso sabanero
- Dulces típicos: alegría de ajonjolí, dulce de papaya, enyucado, bollo limpio
Comer en Sincelejo es saborear la sabana y viajar al pasado con cada bocado.
La música es el lenguaje natural de Sincelejo. Aquí el porro no es solo un ritmo: es identidad. Desde los porros palitiaos y tapao, hasta los fandangos que iluminan las noches con velas y pasos ardientes, la tradición musical ha sido la columna vertebral del territorio.
En este universo cultural brilla la figura de Pola Becté, legendaria bailadora de fandango cuyo arte inmortalizó la esencia del porro. Su legado exalta la fuerza de la mujer sabanera y la pasión por mantener viva la tradición. Su monumento en Sincelejo no solo honra a una artista: reconoce a todos los guardianes del folclor sabanero.
Sincelejo es también tierra de gaiteros, clarinetistas, tamboreros, artesanos, compositores, escritores y artistas que llevan en la sangre la necesidad de crear.
Lugares emblemáticos: espacios donde vive la memoria
- Plaza de Majagual | El corazón social de la ciudad. Amplia, fresca y llena de identidad, es escenario de encuentros, ferias, conciertos y celebraciones folclóricas. Frente a ella se impone la histórica parroquia del Carmen.
- Parque Santander | Un oasis urbano con árboles frondosos y vida cotidiana. Estudiantes, músicos, vendedores, familias y caminantes lo convierten en un punto donde palpita la tradición.
- Monumento a la Iguana | Símbolo de la fauna sabanera, rinde homenaje a la biodiversidad y al carácter resistente de la región.
- Monumento a la Flor del Bonche | Tributo a la belleza natural de las sabanas y a la conexión profunda entre la ciudad y su paisaje.
- Monumento a Pola Becté | Una declaración cultural y un homenaje a una de las mayores exponentes del folclor sabanero.
En las últimas décadas, Sincelejo ha avanzado en infraestructura, educación, cultura, deporte y movilidad. Sus universidades, vías modernas, parques renovados y nuevos espacios urbanos muestran una ciudad en evolución.
Pero lo más admirable es que, pese al progreso, la esencia sabanera permanece intacta. Se escucha en el acento, se baila en los fandangos y se disfruta en cada fiesta de enero.

Homenaje a los 250 años de Sincelejo | Este aniversario es una oportunidad para recordar que Sincelejo es una ciudad que:
- da más de lo que recibe,
- honra sus tradiciones,
- resiste con dignidad,
- abraza con calidez,
- baila con alma,
- cocina con historia,
- y sueña con firmeza.
A 250 años de su fundación, Sincelejo es orgullo, identidad y esperanza. Su historia vive en sus calles, pero sobre todo en su gente.





