Hoy en la agredida Ciénaga de la Virgen, en caño Luisa, en el kilómetro 5 del Anillo Vial y en La Boquilla, el sonido de voces alerta que pagados macheteros insensatos detrás de la enramada depredan los tallos e inician el relleno en la zona del manglar escogido para una nueva invasión en proceso. Ya hay una “posa de sábalo” que es “el diamante por pulir” al que le aparecerá una “escritura de posesión” de lo legalmente imposeible.
Eso lo sabe el líder Benjamín Luna, expresidente del Consejo Comunitario quien consciente del escombro existente en el corregimiento por las obras que allí se realizan, indignado reacciona y denuncia en las redes sociales y ante las autoridades la comisión del delito, buscando, en defensa del Territorio y del ambiente, que se desactive el ilícito, para que no se repita la historia que paso a contarles.
Nacida en el Zapatero, Arsenia Galán, lideresa y actual presidenta de la JAC, conoce y defiende el territorio del barrio fundado hace 60 años por su abuela que, entre otras, fue convertido en zona de tolerancia. Bachiller con múltiples diplomados, a su espíritu afrodescendiente se adhirió el lema de uno de los programas que lideró contra la prostitución: “lo valioso de no tener precio”, ni miedo, como lo deja ver.
Al sur del caño Zapatero, que comunica la bahía interior con la exterior, unos vivos cercaron inicialmente un espacio del manglar residual frente de la isla de Manzanillo, sede de la Escuela Naval y de Cardique, entidad facultada, al igual que la Armada, para protegerlos.
Doliente y conocedora de que las zonas de bajamar son vitales y de todos, esta vigorosa gestora ambiental encaró a los invasores y denunció ante las autoridades la tala y apropiación indebida del bien público.
Ella, su queja y la exigencia de una acción inmediata del Estado, pasaron por la alcaldía local, la Policía, Cardique, EPA, Control Urbano, el Concejo y los medios de comunicación.
Ante los dos últimos denunció y alertó sobre la continuidad de los daños ambientales y las amenazas, pero mientras con indignación soportaba omisivas excusas y dilaciones, la ausencia de reacción contundente frente al encerramiento posibilitó la creación de un billar con apartamento incluido, el bullicioso Club El Alcatraz, otra vivienda de ladrillo y una sabalera. ¡Y no pasa nada!
¡Increíble!, inaplicando la norma ambiental (ley 1333/09) que establece medidas preventivas y sancionatorias ante la invasión, Cardique nada hizo y el EPA se aferró a la absurda tesis de la no flagrancia de la tala del manglar, ignorando la apropiación indebida y la continuidad del daño. Le recomendaron denunciar ante la Fiscalía. Al igual que la Policía así lo hizo Arsenia. A la fiscalía 11 llegó la acusación contra Jairo y Guillermo Olier Guerrero y Yeris Yañez Guerrero, como autores de la depredación y relleno y el cambio del uso del suelo en zona de bajamar.
Haciéndole culto al interés individual, como sucede en la margen derecha del Anillo Vial, ninguno de los entes del Estado eunuco se ha caracterizado e impuesto medida preventiva de suspensión y demolición de obra no autorizada en zona protegida.
Por el contrario, ¡indígnese!, el Club El Alcatraz exhibe una certificación de uso donde el secretario de Planeación, Leopoldo Villadiego, afirma que “el predio (fue) debidamente identificado”, puede vender licor y, según, está en zona de actividad mixta 4 y es de inundación moderada. ¿Qué tal? no tiene matrícula pero no es de dudar que le aparezca. Tome nota señor fiscal.
Arsenia, como lideresa, sabe que “el que se aflige se afloja” e insiste, tiene fe en la celeridad de la justicia antes que desaparezca el último manglar de la depredada orilla del caño Zapatero y la Bahía de Cartagena.