La consulta anticorrupción es la oportunidad para que Colombia demuestre al mundo y a la historia que más allá de lo que nos separa, podemos ser capaces de hacer causa común para vencer el mal de la corrupción a nombre de toda la humanidad, porque es toda la humanidad la que está enfrentada a este mal que no es exclusivo de nuestro país, es como si todo el mundo nos delegara en este momento a cada colombiano y colombiana la responsabilidad de vencer la corrupción en su nombre y seguro que el mundo se alegrará o verá con decepción el resultado de la consulta este domingo 26 de agosto, pero el resultado no pasara desapercibido.
La causa nacional que debería unir a todo habitante de este país sin distingo de partidos políticos, ideologías, religión o región de pertenencia, es la lucha para derrotar la corrupción, esa enfermedad de Colombia convertida en costumbre que al año se roba la “pírrica” cifra de 50 billones de pesos, con ese dinero no habría un solo anciano en Colombia sin su caja de dientes, nuestros niños serían más saludables y mejor educados que los de Suiza o cualquier país de la Unión Europea, nuestros jóvenes no tendrían que ser tan “pilos” para tener garantizado un cupo en una universidad, seguramente Bogotá tendría un metro subterráneo más grande y lujoso que el de Moscú y en Cartagena de Indias muchas adolescentes no tendrían que verse obligadas a la prostitución porque en vez de ello saldrían del colegio a la universidad con todos los gastos pagos por el Estado tal cual sucede en la Republica de Suecia.
Pero en Colombia, a diferencia de los países antes mencionados hemos elegido una y otra vez la corrupción como forma de gobierno y como técnica de administración de lo público y no contentos con ello la hemos convertido en costumbre y en cultura colectiva evidente en frases como el acostumbrado “Como voy yo ahí” o el célebre “Usted no sabe quién soy yo” o quizás una que en Cartagena muchos conocen “Que robe pero que haga”. Es una verdad vergonzosa que en este país del sagrado corazón, todos los procesos sociales, políticos, culturales etc, están regidos por un culto descarado a la corrupción que recorre al territorio nacional como un hilo amarrando a millones de colombianos a la pobreza, la miseria, la exclusión, el hambre, la violencia, la falta de educación y una larga lista, todos asociados a ese delito de verdadera lesa humanidad llamado corrupción y no a la guerra como se nos hizo creer durante mucho tiempo.
Derrotar la corrupción no es una causa imposible, “la historia es nuestra y la hacen los pueblos” dijo Salvador Allende, hay un momento de su historia en que todo pueblo ha tenido que enfrentar sus demonios y sus fantasmas y se puede afirmar que este país está dando esos pasos para conseguirlo, hechos como atreverse a elegir entre la SI o NO a un acuerdo de paz sin importar el resultado y también la unión de millones de colombianos que votaron para elegir un gobierno alternativo de centro o de izquierda (Fajardo o Petro), son la muestra de que algo se está moviendo en lo más profundo de la conciencia de los colombianos.
El domingo 26 de agosto se abre la oportunidad de vencer y celebrar una victoria más grande que cualquier triunfo de la selección nacional de futbol, hay que imaginar que es una final mundialista, que se juega en toda Colombia y es Colombia Vs corrupción, así lo vera toda la humanidad, un equipo de 50 millones de jugadores contra un jugador llamado corrupción que desde luego tiene muchas caras que saben jugar y juegan sucio, pero millones de colombinos firmaron la consulta y ahora se multiplicaran para vencer en las urnas.
Una reconocida cantante estadounidense nos dice “Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella”. Este es pues el tamaño de la responsabilidad de Colombia el domingo 26 de agosto, demostrar que aquí no queremos que gobierne la corrupción y la podredumbre.