Mucho se ha venido hablando en diferentes sectores de la ciudad sobre la crisis política administrativa que ha venido soportando Cartagena de Indias en los últimos años, lo cual se exterioriza en una institucionalidad muy debilitada, todo ello generado fundamentalmente por la forma equivocada como se concibe la democracia en nuestro medio, lo cual ha permitido que salgan elegidos gran número de concejales y los últimos alcaldes distritales, donde ha prevalecido más para la mayoría de electores las emociones, el populismo y el sistema clientelar que se manifiesta en aquello de “que me ofrece a cambio de lo que yo le doy”.
Lo anterior hace pasar a segundo plano objetivos claros y propuestas serias para abordar los múltiples problemas que a diario nos aquejan, de allí que no es sorpresa la percepción ciudadana, como la presentada recientemente por la Corporación Cartagena Como Vamos, donde encontramos como muchos indicadores continúan desmejorando, lo cual señala de manera palpable que la calidad de vida en nuestro territorio se sigue deteriorando sin que se observe claro el horizonte.
La situación que estamos afrontando nos invita como ciudadanos a reflexionar y pensar seriamente que debemos enmendar las equivocaciones cometidas en la escogencia de nuestros gobernantes. Si en realidad queremos cambiar el rumbo de la ciudad y aprovechar las enormes ventajas competitivas para beneficio de todos los residentes, es pertinente vencer el miedo y el pesimismo, dejando la actitud pasiva o de indiferencia que ha permitido a una minoría mayoritaria llevar a las instancia de poder, donde se toman las decisiones, a personas que han encontrado en la actividad política la manera de enriquecerse, convirtiendo generalmente la solución de problemas en negociados.
Solo con la participación consciente y decidida de los ciudadanos, donde se imponga el bien general sobre los intereses personales o de determinados actores estratégicos, podemos construir la ciudad que queremos, limpiándola de prácticas malsanas, para alcanzar entre todos, la Cartagena que merecemos hoy y la que le vamos a dejar a las nuevas generaciones.
De varios lares escuchamos manifestaciones para superar la situación de escándalos, actos de corrupción y malos gobiernos, que ha generado incremento en niveles de pobreza, prostitución infantil, inseguridad, amén del pesimismo y poco orgullo que hoy sienten los Cartageneros por su terruño. Sin embargo nos topamos como gran escollo para unir voluntades y encontrar senderos donde podamos caminar juntos para el logro de unos objetivos consensuados, la poca confianza y credibilidad que generan diferentes actores estratégicos, originado por la falta de coherencia entre lo que predican y lo que hacen, amén de los antecedentes que arrastran, ya que se percibe generalmente la intensión de algunos de ellos de sacar ventajas particulares, importándoles poco la suerte de la ciudad y sus coterráneos, observando las arcas del Distrito de Cartagena como el gran botín para arrasar.
El poder soberano de los ciudadanos y su dignidad se manifiesta en su derecho a no dejarse comprar y elegir bien.
Cada ciudadano cuenta con su voto como herramienta para decir “basta ya”, a los escándalos, a los actos de corrupción y a los malos gobiernos, siendo pertinente analizar las hojas de vida de todos los aspirantes a cargos uninominales y a Corporaciones, sobre todo mirando los antecedentes en el ejercicio de su actuar laboral tanto en el sector público como privado, percatándose que tanto dinero están gastando en las respectivas campañas, ya que a mayor inversión para hacerse elegir se incrementa la posibilidad de un mal gobierno, en razón de tener que recuperar lo invertido asaltando el erario.
Jconrado51@yahoo.com