No es tomando del pelo ni «ordoñeze» de la risa. Es Adolfo Ordoñez, un sincelejano bachiller del Simón Araujo y técnico del SENA.
Aspira a ser alcalde de Sincelejo (Sucre) y se aferra vehementemente a Dios. «Soy de la acción carismática católica» señala con firmeza.
Adolfo, dice que su aspiración a la alcaldía de Sincelejo es como «haber salido de la oscuridad», manifiesta que la política tradicional es eso, oscuridad. Sin embargo, confirma que nunca ha apoyado a nadie políticamente excepto a Gustavo Petro, de quien dice, hoy lo desconoce y lo dejó solo. «Petro vino a Sucre y se subió en tarima de una candidata a gobernación y a mí, ni me llamó» dice Adolfo, con tono de profunda decepción.
Cuando tomé la decisión de llamar a Adolfo, pensé encontrarme con un desordenado individuo y hasta de relleno, pero para agradable sorpresa, encontré un personaje convencido de su papel en la democracia sucreña y ante todo con una fe en Dios envidiable.
De entrada, Adolfo, me manifestó su admiración por las campañas que he adelantado a la gobernación y me enteró que ha votado por mí; gesto que hoy le agradezco públicamente. Es para mí un honor Adolfo.
El principal problema que le preocupa a Adolfo de Sincelejo es el desempleo y la falta de oportunidades para la gente.
El mayor entusiasmo se le nota a Adolfo en el tono de la voz, cuando con orgullo- y razón no le falta- se refiere a sus dos hijos que estudian medicina en prestigiosas universidades del país. Saca pecho. «Yo quise ser médico, pero no pude», señala con nostalgia.
Cuando se le pregunta que si es cierto lo que dicen que él es una estrategia del actual alcalde de Sincelejo, Jacobo Quessep, para quitarle votos de opinión al candidato Mario Fernández, se indigna y por supuesto lo niega rotundamente. Para reafirmar su indignación hace alusión a «mire cómo ha salido», refiriéndose al alcalde Jacobo, y lo que Ordoñez califica como una mala gestión.
Mi esposa es bacterióloga, dice Ordoñez y también es de la acción católica, lo que no hace dudar de su arraigo religioso. «Ella no está de acuerdo con mi aspiración» reitera Ordoñez, como quejándose de todos los obstáculos que le ha tocado sortear.
A todas éstas, cuando le digo: Adolfo: ¿qué va a pasar contigo, si no eres elegido alcalde? sin titubear contesta «me lanzo al senado», le refuto, Adolfo, es un desgaste político, que estés en cada tarjetón electoral… Ante mi aseveración, guarda silencio por un momento, cual persona que le mueven el piso y agrega…» voy a ser alcalde de Sincelejo»
No soy quien para decirle que hacer a Adolfo, pero si mi poca experiencia en política le sirve de algo, me atrevo a recomendarle, que en ella hay que saberse moverse y tomar decisiones eficaces y oportunas, porque el tiempo no perdona. Actuar transparente y sagazmente, en política es definitivo para construir carrera y lograr objetivos.
Una sola conversación y además telefónica, como fue la de Adolfo y mía, no es suficiente para definir a una persona, pero sin lugar a equivocarme, digo que a Adolfo lo defino como una buena persona.
Adolfo, ¿si te toca votar, por Mario Fernández o Andrés Gómez a la alcaldía de Sincelejo y no tienes la opción del voto en blanco, por quien lo harías? y rápidamente respondió, como quien está preparado, “los rayo a los dos»…lo que evidencia su claro propósito de anular el voto. Pero en aras de la verdad, algo me dice, que Adolfo votaría por Mario. Advierto es algo subjetivo mío.
El 28 de octubre, Adolfo, quizás se levante como nuevo alcalde de Sincelejo o tal vez encienda su moto, para seguir de mototaxista, -labor que ejerce con aprecio- y pitar a cualquiera que vea parado en una esquina, a ver si usa sus servicios.
De pronto lo reconozca y salude o a lo mejor le toca un pasajero de Tuchín (Córdoba) que vino a hacer una diligencia a Sincelejo, y ni idea de quien es Adolfo, ni tampoco es que le importe; porque lo único seguro, es que independiente de lo que pase con Adolfo, en estas elecciones, el 28 de octubre es otro amanecer y la vida continua.